𖤩⃨ ◖ « ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 𝟣𝟦 🔞

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DORIS

Al cruzar la puerta sentí un poco de paz. La habitación era realmente hermosa como todos los muebles que la conformaban. Todo en sintonía. Combinado a la perfección. Eso hablaba de una gran inversión pero también que había contado con ayuda. Al parecer su mundo era completamente lejano al mío.

— ¡Camina! —Susurró Daryl por mi espada

Me sobresalté pero avance. El se dirigió a una puerta que abrió y ahí dentro estaba su armario, parecía otra habitación. Arquee mi ceja y como si él lo presintiera se giró para verme

— ¿Qué?

— No, nada —. Dije con una sonrisa burlona en los labios.

Mientras él continuaba buscando algo, yo me acerqué a la cama y roce con mis dedos la fina tela del edredón que la cubría.

— ¡Tu casa es muy linda!.. dije eso mientras caminaba a un gran ventanal con terraza.

— ¡Ahora será tu casa!.— respondió.

Me giré y me di cuenta que llevaba en sus manos una pijama negra de seda. Que coloco cuidadosamente sobre la cama.

— Busqué algo que puedas usar después de la ducha y solo encontré esto. Es mía así que te quedara grande pero puedes usarla y más tarde Ordenaré que traigan lo que necesites de tu apartamento.

Mire su pijama, se veía la calidad en la tela, pero yo tenía ganas de usar algo más casual, con su aroma pero que me recordara aquel chico del instituto.

— ¿Puedo entrar en tu armario? Me gustaría usar algo más ligero.

Me miro divertido. Pero asintió con la cabeza.

— ¿Quieres ver si tengo ropa de mujer en mi armario? Creo que las viejas costumbres jamás se olvidan. No deberías inventar excusas.

— Te recuerdo que el tóxico siempre fuiste tú. — dije eso, mientras entraba en su armario y después de buscar encontré una camiseta blanca. La cual tome.

— ¿Una camiseta?— dijo al verme con ella en la mano ¡Pero si aca está una pijama de seda!

— Si, puede ser. Pero esta camiseta me recuerda a un chico humilde de mi instituto. Que siempre buscaba ayudar a todos. Y que por cierto no era un presumido.

Sonreí.

— ¡Ah, ya veo! Lo que pasa es que te gustan los chicos de condición humilde.

— Puede ser, pero a pesar de no tener dinero. Era alegre y me hacía sonreír en mis peores momentos.

Su mirada se nubló como si fugazmente algún recuerdo hubiera pasado por su cabeza.

— ¡Creo que ese chico jamás volverá!

Se quedó serio mirándome. Para después sacudir su cabeza y guiarme a la ducha.

— Bueno, dejemos de hablar y métete a duchar mientras pediré que te preparen algo para comer. Ya es de madrugada y necesitas descansar.

Se alejó de mí y salió de la habitación. Yo entré en el baño y me quité los botines, me dolían las piernas y los pies. Después quité mi vestido roto y sucio. Y por último mi ropa interior. Abrí el agua tibia y comencé a dejarla correr. Lave mi pelo y mi cuerpo. No sé cuánto tiempo dure pero me sentía como nueva. Seque mi cuerpo y mi cabello para después ponerme la camiseta. Tome mi ropa y la coloque en el bote para después ponerla a lava, en cuanto él me dijera en donde podría hacerlo. Salí de la habitación y sobre el buró aún lado de la cama estaba un vaso de jugo y un sándwich. Pero no estaba Daryl. Me acerqué al buró y tome el vaso de jugo y bebí un poco. La cortinas se movían ligeramente lo que me hizo darme cuenta que el ventanal estaba abierto. Deje el vaso y me dirigí al lugar. Ahí estaba Daryl recargado contra el barandal de la terraza. Me acerqué sigilosamente para asustarlo pero parecía tener ojos en la nuca.

— ¡Ni lo intentes!

— ¡Demonios! ¿Tienes ojos en la nuca?

El sonrío, mostrándome su perfecta dentadura. Me quedé como boba viéndolo. No me había dado cuenta que la humedad del cabello había mojado la camiseta. Dejando al descubierto como mis pezones se marcaban sobre la tela.

Su mirada se desvió de mis ojos a mi pecho. Paso saliva con dificultad y se abalanzó sobre mi. Tomando mis labios entre los suyos. Sus brazos rodeando mi cintura haciendo que la camiseta se subiera demás pero en esa tenue oscuridad no me importaba nada. Solo quería explorar su boca. Rodee su cuello con mis brazos, el llevó una de sus manos detrás de mi nuca para profundizar el beso. Nuestras lenguas parecían estar luchando.

La respiración de ambos era agitada y su mano se deslizó por mi cadera y acarició levemente mi trasero. Fue algo tan sutil pero tan placentero que deseaba que él fuera más lejos. Mi pecho rozaba contra el suyo, podía escuchar como jadeaba contra mi boca y el bulto que se había formado en su pantalón.

Me apoyó contra uno de los pilares de la terraza. Su mano viajo sin ninguna censura y acaricio por completo mi pecho con la palma de su mano. Yo estaba excitada. Mi piel se erizo y gemí contra sus labios. Una de mis manos se coló por debajo de su camisa y lo acaricie. Para después rozar por encima de su pantalón. Lo escuché gruñir. Su mano estaba apunto de meterse debajo de mi camiseta cuando su celular sonó. El lo ignoró pero no dejó de sonar y se apartó de mí. Como si en ese momento hubiera vuelto a la lucidez.

— ¡Perdón! Debo tomar esta llamada.

Se apartó de mí volviendo a la habitación. Yo me quedé unos minutos recargada contra esa pared con la respiración agitada y la sensación de sus manos en mi cuerpo. Suspire profundo y entré nuevamente en la habitación. El no estaba allí. Me comí el sándwich y me tome el jugo. Me senté al borde de la cama, recordando lo que había pasado minutos atrás. Al poco tiempo oí unos golpes en la puerta.

— ¡Soy yo, Daryl! ¿Puedo pasar?

— Si, adelante estás en tu casa.

Él entró y llevaba consiguió un cepillo de dientes bien empaquetado y algunas cosas de higiene bucal.

— Pensé que necesitarías esto.

— Gracias, la verdad es que sí lo necesito.

No comento nada respecto a lo que acaba de pasar solo se quedó en silencio.

— Me lavaré los dientes y... ¿te quedas conmigo?

Él me miró con ternura.

— Está bien, pero solo un momento. No me quedaré a dormir aquí.

— No te preocupes dije antes de entrar al baño.. no tiene que pasar nada.

Si lo sé, no debía estar pensando en sexo, dada mi situación. Pero quizá la adrenalina de todo lo ocurrido me ponía al mil. Y quería sentirlo dentro de mi.

El Gangster y la Chica de los TatuajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora