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Fourth al escuchar esas palabras salir de los labios de su alfa, tembló de miedo y tapó sus ojitos con sus orejitas, no quería que lo mordiera y le diera veneno, tenía mucho por vivir y tenía bebés por crear, así que se negó. Gemini al verlo de esa manera soltó una risita suave para calmarlo, llevando sus dedos a las suaves orejitas para así, quitarlas y tomar las mejillas del omega
— N-No quiero veneno ¡E-Eso me matará, alfa! – Norawit negó con la cabeza dejando un beso en su nariz.
— No amor, en tu especie, el veneno no causa daño, en cambio te va a gustar. – El omega negó de nuevo.
— Fou, mírame. – Tomó en sus manos las mejillas del omega, mientras sus grandes penes se frotaban con la vagina y con su pequeño pene.
— ¿Quieres bebés? – Fourth movió su cabecita en afirmación. –¿Confias en mí?. – Lo pensó un poco pero terminó por asentir. – Prometo que no te haré daño.
Dejó un beso tronado en su mejilla, para así, comenzar un camino de besos húmedos que llegó a su cuello, donde antes había ablandado la piel. Volvió a lamer y chupar, para enterrar sus colmillos lentamente en la suave piel y expulsar su veneno, dejando que este recorriera todo el sistema de su omega, para así inducir el celo. Sacó sus colmillos con cuidado y chupó la sangre, luego se alejó un poco mientras el veneno hacía su trabajo.
No costó mucho trabajo, ya que de repente Fourth comenzó a soltar fuertes feromonas, el lubricante generaba un gran charco alrededor de su cadera y sus ojitos, esos jodidos y bellos ojos habían tomado un color rosa demasiado fuerte y brillante indicando su celo.
Su instinto animal le hizo levantarse y lanzarse al alfa, para así poder besarlo de forma húmeda y desesperada, buscando su lengua y entrelazando éstas para intentar saciar un poco de su deseo.
Poco a poco, el lubricante también mojo el cuerpo del alfa, logrando que sus grandes penes palpitar por empotrar al omega y follarlo.
— Putita, sobre la cama en cuatro. – Le tiró del cabello, sacándole un alto gemido al omega, su lado dominante había regresado para complacer al conejito. –¡Ahora!
Fourth acató rápidamente la orden, separándose del alfa y dejándose caer sobre el colchón boca abajo. Levantó su culo y separó sus piernas, mostrando de mejor manera, su mojado y necesitado coño. Sus manos viajaron hacia sus nalgas y las separó, dejando caer chorros brillosos de lubricante que el alfa vió cómo el paraíso. Era tan sexy, era tan bello y tan suyo.
— A-AIfa, fóllame.. – Separó más sus nalgas y dejó salir más lubricante mientras su ano palpitaba necesitado.
– Lléname de b-bebés~ – recibió una palmada en el culo demasiado fuerte, con ello, la sensación de una caliente y texturizada piel frotarse en sus entradas.
