Capítulo 2: Se veía venir el marrón, por lo menos desde mi posición

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"Dios mío, nunca había tenido una resaca así. Me llevé la mano a la frente, abriendo los ojos en la claridad del cuarto, tocando una compresa húmeda y tibia."

- Kin, 11:30 a.m. Realmente sí que había tenido resacas así, pero siempre se acaba olvidando.

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Me dolía la cabeza. Mucho. Intenté incorporarme sobre mis brazos como bien pude, pero la herida había empeorado drásticamente. Suspiré y, tiritando, me puse boca arriba, intentando recuperar el aliento que tanto parecía querer escapar de mi cuerpo.

Estaba perdiendo más sangre de la que creía, pero aun así allí había algo que no iba bien. Me había enfrentado a peligros mayores que un simple rasguño y hasta ahora pocas cosas me habían dolido de esta forma; un dolor ácido que sentía que se me colaba por el hombro, que bajaba rápido hacia la mano, que en ese instante sentía rígida como si no fuera parte de mi propio cuerpo, y que a la vez se empezaba a filtrar por mi corazón dejándome extenuada. La boca me empezaba a saber a óxido, no sabía cuánto más aguantaría si no remediaba la situación.

Rodé sobre mí misma mientras me agarraba el brazo bueno intentando parar la hemorragia. Necesitaba levantarme como fuera o como mínimo conseguir ubicar donde estaba Sanji por si estaba decidido a tomar cualquier represalia contra mí, aunque dudo que pudiera responder con mucha efectividad a cualquier ataque del que pudiera ser objetivo.

A través de la neblina pude ver como un pequeño animalillo con sombrero y pantalones rojos venía corriendo hacia mí, haciendo aspavientos con las... ¿Pezuñas? Espera, ¿qué cojones estaba viendo? Quiero decir, el dolor era potente, pero las alucinaciones en mi cabeza ya eran un paso más allá de los síntomas que tenía en este momento.

"¡Eh! ¿Estás bien?" Me miró desde arriba, que no era demasiado, con el ceño fruncido, analizando la herida. Alargó una pezuña hacia mí. "¿Puedo?" Y no sé si fue porque estaba muy cansada, porque tenía mil cosas en la cabeza o porque la honestidad de sus ojos me ganó, que yo asentí ligeramente con la cabeza, confiando en él con toda mi alma. "Me llamo Tony Tony Chopper y soy médico. Un placer."

"¿Cómo sé que no eres una simple alucinación?" Le pregunté con genuina curiosidad, poniéndome de nuevo boca arriba, a la vez que soltaba un gruñido que sabía que no había sido poco ruidoso. "Me arde tanto el brazo y el pecho que no me extrañaría que mi cabeza estuviera haciendo de las suyas."

"¿Has dicho que te arde?" Su mirada de preocupación se acentuó, ignorando totalmente mi divagación, y yo solamente asentí con lo que creía que era mi cabeza.

Se arrodilló a mi vera y de su mochila sacó unos guantes y unos frascos que parecían etiquetados, pero que no podía leer. Estaba perdiendo cada vez más rápido la conciencia, sentía que flotaba, aunque racionalmente supiera que estaba tirada en el suelo y el brazo ya apenas lo sentía más allá del ardor que preveía que pronto sería insufrible. Esperaba haberme desmayado para entonces.

Chopper me pidió permiso con la mirada para inspeccionar el corte. Me tocó delicadamente, con la clara intención de evitarme más dolor, aunque ya estuviera en las últimas, y exploró las ampollas que no había sentido hasta ese mismo momento. La cosa se volvía cada vez más complicada y los síntomas no hacían más que sumarse, ¿qué estaba ocurriendo? Tenía claro en qué momento se había producido la lesión, al igual que tenía claro que ese era un veneno que nunca había visto que nadie lo usara. Intentaba buscarle una solución, una escapada rápida, porque a pesar de que sentía la muerte colándose por cada recoveco de mi cuerpo y alma, no olvidaba qué persona estaba no muy lejos de mí.

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⏰ Última actualización: Apr 09 ⏰

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La travesía del Ironclad Elm (Sanji x OCC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora