🦋•1. Llegada al campamento•🦋

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Alysson

—Campamento de verano: "Pequeños Ángeles".

Vaya nombre tan estúpido.

Lo leo por quinta vez en el folleto que nos dieron en la escuela, buscando algo interesante que hacer.

Vamos en un autobús de camino a vivir, y cito, el verano de nuestras vidas, como dijo nuestro profesor de química.

Suspiro. El verano de mi vida está en la comodidad de mi casa. Viendo k-dramas y vídeos acostada en mi cama sin que nadie me moleste, no estando en un campamento de verano donde de seguro me picarán quinientos bichos. Y ni hablar del estado en el que de seguro se encontrará ese lugar.

Miro la hora en mi teléfono. Ya llevamos dos horas y media de viaje.

¿Es que acaso ese lugar queda al otro lado del mundo o algo así?

Alysson —me llama Karine y volteo a verla—. Mira a Owen —lo señala.

Está dormido en su asiento. Suelto una risita.

—En el próximo bache va a salir volando por la puerta —comento riendo.

Karine comienza a reír con más fuerza.

—¿Qué ocurre? —cuestiona Ada.

—Que Owen está a punto de salir volando por la puerta —le contesta Karine.

—Ah.

—¡¡¡OWEN!!! —chillan todos los que se dieron cuenta de que está en el quinto sueño riendo, dejándome casi sorda durante unos instantes.

Él abre los ojos poco a poco.

—¡Buenos días! —le grita Karine y él mueve la mano a modo de saludo. Ella se gira hacia mí de nuevo —¿Cuánto falta para llegar? —me pregunta.

Me encojo de hombros y ella comienza a mirar por la ventana que está a mi lado. Hago lo mismo.

—Todo ese matojero da mala impresión —dice, reflexionando en voz alta, al parecer.

—Ay, sí —confirmo mirándola. Ella mantiene su vista fija en el desolado paisaje.

—Hace pensar que en cualquier momento algo va a salir de ahí y —se pone un poco pálida de repente—... ¡mira!

Me apresuro a mirar fuera pero no veo nada que no sea árboles y arbustos.

—Dime que lo viste —murmura con cierto tono de miedo en su voz.

Hago una mueca, confundida.

—¿Qué cosa?

Ella niega con la cabeza.

—Nada, olvídalo.

—¡Oigan! —nos llama Myria, que está sentada en el asiento delantero, volteándose a vernos— ¡me escribió un yuma! Me dijo que era de Francia, pero que ahora vive en Estados Unidos —nos informa animada.

—¡Dile que me recargue! —habla Karine—. Que no tengo ni un kilo de saldo.

—¿Eso no te va a dar problemas con tu novio? —le pregunto a Myria.

La canción del vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora