🦋•4. El juego comienza•🦋

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Karine

Voy a uno de los baños del dormitorio y me lavo la cara con agua fría.

Lavanto el rostro y me miro en el espejo. Mis ojeras nunca habían sido tan notables como lo son hoy.

Un movimiento en el espejo capta mi atención. Son polillas. Están revoloteando justo encima de mi cabeza.

Miro hacia arriba, pero no hay nada, sin embargo cuando vuelvo a mirarme en el espejo sí están ahí.

Niego con la cabeza y maldigo en voz baja.

—Esto me pasa por no haber dormido bien por andar de curiosa.

Ignoro a las polillas.

—Son solo alucinaciones. Son solo alucinaciones —repito varias veces en voz baja mientras tomo un peine e intento deshacer todos los nudos de mi cabello, aferrándome a esa frase para no caer en la locura.

Un rato después, cuando salgo del baño, mis amigas están poniendo sus mochilas sobre sus hombros.

Voy rápido a peinarme de nuevo, para que se me acomode mejor el cabello, y a buscar mi mochila cuando recuerdo que nos prometieron que hoy nos llevarían de excursión al bosque.

Tipo de narrador: Tercera persona.

Traen al grupo de estudiantes al bosque, como sus profesores les prometieron el día de ayer. Están todos aquí y no dejaron a nadie vigilando el campamento ya que incluso los directores del lugar y los demás trabajadores se unen a la excursión a pesar de haber recorrido el bosque más veces de las que pueden contar.

Primer error.

Esteban y Owen siguen sin aparecer, los profesores ni siquiera se han dado cuenta de su ausencia.

Sus amigos sí se dieron cuenta de que ellos ya no estaban, pero prefirieron no decirle nada a los adultos, porque están casi seguros de que murieron.

Todos los profesores van al frente, dirigiendo y diciendo unos cuantos datos curiosos acerca del lugar cada cierto tiempo, y los estudiantes forman un grupo desordenado detrás de ellos, sin prestar atención a lo que están diciendo.

Al final de todos ellos caminan riendo Alisson, Ada y Karine, bastante alejadas del grupo.

Van en su mundo, por así decirlo. A veces parece que ellas tres son los personajes principales de una historia mal contada y el resto son solo personajes de relleno.

Karine y Ada están alertas, viendo a todos lados.

—¿Qué buscan? —les pregunta Alisson.

—Al gato —contesta Ada—. Kari dice que desapareció anoche.

—Así son todos los gatos —comenta Alisson—.  Me extraña que Kookie no se haya marchado antes.

Karine la mira confundida.

—¿Quién?

—Kookie, así le puse al gato. No tiene nombre así que en mi mente siempre lo llamo de esa forma.

—Muy adorable de tu parte, Alisson.

Están tan entretenidas hablando que no se dan cuenta de que paran de caminar.

—¡Oigan! —les grita Nidia—. Muévanse. Vamos a llegar tarde por su culpa. Siempre están de lentas —dice eso último en voz más baja, rodando los ojos.

Si lanzar rayos láser con los ojos fuese posible las tres chicas habrían quemado a Nidia cuando la miraron en ese momento, aún así, se apresuraron y alcanzaron al resto del grupo, todavía manteniendo la distancia.

La canción del vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora