Guerra.

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— ¡Nooo! ¡Kyle, no te quedes a solas con ese patán!

— ¡Oye!

— Ike, Stan no es un patán y está enfermo. — Kyle suspiró pesadamente y se acercó a Stan. — ¿Amaneciste con fiebre o empezó cuando saliste de casa? — La mano del pelirrojo se posó en la frente de Stan con cuidado mientras Ike los miraba.

No era con felicidad.

— No, amanecí con ella...— La mirada de Stan se desvió, tenía meses que no se recostaba en aquella cama, incluso sentía que le hacía falta la presencia del fastidioso enano que lamentablemente era el hermano menor adorado de su mejor amigo.

Mejor amigo.

¿Realmente tenía el derecho de nombrarlo así?

— Ike, ve a traer una bandeja con agua y una toalla, ¿sí? — La mano del pelirrojo se posó en los cabelllos negros de Ike para después revolverlos con cariño. — Anda.

— ¡Pero Kyle! ¡Bótalo de la casa! — Ike se acercó a su hermano y lo tomó del brazo. — No te le apegues, está todo sarnoso.

Stan frunció el ceño.

Maldito enano de mierda, odiaba a los niños.

— Ike, cálmate. 

— Iré a ver la toalla, pero si encuentran moco en ella. — Ike caminó hasta la puerta y le dirigió una mirada directa a Stan. — Sí, seré yo, con todo el afán de ofender.

El menor salió de la habitación dando pasos fuertes.

Un silencio se hizo presente en la habitación, un silencio tan tedioso para Stan.

— Kyle...

— Está bien Stan.

— Pero... es que yo-

— Stan. — Kyle ni si quiera lo miró, solo juntó sus manos y movió sus dedos pulgares con un poco de incomodidad. — Está bien.

— ... — Stan se sentía miserable. — ¿Por qué me estás cuidando?

Kyle dejó la pregunta en el aire y agradeció volver a escuchar las pisadas de su hermano haciendo sonar las escaleras.

— Ya llegué, aquí está el agua.

— Gracias Ike.

La mejillas de Ike se enrojecieron levemente con emoción y orgullo mientras sacaba pecho.

Sí, no le gustó que el mandado haya sido para ayudar al perro sarnoso llamado Stan Marsh, de 15 años, pero su hermano lo felicitó así que lo tomaba.

Le ofendía pero lo aceptaba.

— Oye Hermano, después de que el vagabundo sarnoso de Stan por fin se vaya de nuestra casa, ¿Podemos jugar Call of Duty un rato? — Preguntó Ike con emoción ignorando el quejido de Stan.

— Sí, tenemos toda la tarde.

— ¡Yey! — Con los brazos alzados en victoria Ike sonrió y volvió a salir del cuarto. — ¡Iré a tomar pulp!

— ¡No bajes las escaleras corriendo Ike!

Un no muy audible "Lo siento" se escuchó desde el primer piso de la casa haciendo que Kyle soltara una risita, luego su mirada se dirigió a Stan y le colocó la toalla en la frente.

— Sabiendo que la trajo tu hermano, me da desconfianza.

— Ike solo lo dice por molestar...

Stan se sentía demasiado tranquilo, relajado.

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