Una extraña paz se extendió por su cuerpo, una extraña paz que en vez de reconfortarlo le causó incertidumbre. Con lentitud abrió los ojos, y lo primero que vio fue un intenso resplandor que lo obligó a abrirlos y cerrarlos hasta que estos se acostumbraron al intenso brillo.
Confundido, comenzó a incorporarse, y lejos de lo que hubiera pensado, su cuerpo no dolió pese a la dura batalla que había tenido con aquel sangre pura, sin embargo, un intenso zumbido empezó a aturdirlo y a marearlo.
Sacudió la cabeza, intentando que aquella sensación se desvaneciera.
—Veo que ya despertaste —dijo de pronto una voz frente a él que lo petrificó al instante. Con lentitud levantó la mirada, y a quien vio le hizo abrir los ojos con sorpresa.
Aquel rostro, aquella presencia. ¿Cuántas veces soñó con la persona frente a él? ¿Cuántas veces anheló verlo una vez más?
No obstante, su rostro no mostró felicidad alguna, todo lo contrario, su rostro mostró una extraña combinación de ira contenida y sorpresa. Se levantó poco a poco, y cuando al fin estuvo de pie comenzó a caminar con decisión a aquel que se encontraba sentado en aquella silla de sólida piedra, justo en medio de eso que parecía ser la nada misma y cubierto solo con un pedazo de tela blanca.
—¡Tú, hijo de puta! —gritó al mismo tiempo que sus manos abiertas se estrellaron sobre el respaldo de aquella silla. La persona frente a él ni siquiera se inmutó, y a pesar de que su porte relajado y esa mirada desafiante que le regaló tuvo que molestarlo más, no lo hizo, por extraña razón esa expresión le causó felicidad.
"Ya no es como cuando lo conocí", pensó sin poder apartar la mirada de aquella que continuaba mirándolo fijamente. Y es que ya no lo era. Su expresión fría y disfrazada con una sonrisa, en esos momentos era muy diferente a la primera vez que lo vio. La sonrisa, pese a ser de superioridad tan parecida a aquella que tanto le enervaba, no ocultaba la felicidad de verlo. Aquellos ojos cafés que continuaban observándolo como si no quisieran dejar de verlo, como si en esos momentos estuvieran intentando descubrir si había cambiado en algo pese a los años sin verse, era completamente diferente a la que una vez le regaló de niño. ¿Más radiante? ¿Más sincera?
—Tanto tiempo sin vernos, ¿y lo primero que se te ocurre es insultarme? —preguntó Hao, el rey de los chamanes, el al fin poseedor del gran espíritu.
—Debería de decirte, hola, ¿cómo estás? —preguntó Zero frunciendo el ceño—. Te fuiste sin siquiera despedirte de mí. Te fuiste... cuándo más te necesitaba.
El nudo que se formó en su garganta dolía, y dolía mucho.
Los ojos de Hao se abrieron con sorpresa ante el intento fallido de Zero porque su voz no sonara rota, expresión que Zero no pudo ver cuando Hao bajó la mirada.
—Yo te esperé —dijo, y Zero abrió los ojos con sorpresa. ¿Él lo había esperado? ¿Pero entonces por qué cuándo regresó a ese lugar ya no lo encontró?— Además, tenía mis propios asuntos, necesitaba irme...
—Oh, que bien, ¿tus asuntos eran más importantes que yo? —los dientes de Hao se apretaron y Zero suspiró. ¿Cómo estar enojado con él cuando desde el principio le dijo cuál era su principal objetivo, y aunque odiara admitirlo, él no figuraba en este?— ¿Tan siquiera conseguiste convertirte en el rey chamán?
Hao levantó nuevamente la mirada a Zero, y esta vez Zero si pudo ver la sorpresa dibujada en sus rasgos.
¿Tantos años, y él todavía recordaba eso?
Si bien, aquello se lo había dicho cuando apenas eran unos niños, en ningún momento creyó qué todavía lo recordara. En ningún momento...
El asentimiento que Hao le regaló fue suficiente para que Zero entendiera. Hao había conseguido su objetivo, Hao se había convertido en el nuevo dios que evitaría que la tierra sucumbiera a la metamorfosis a la que debía de someterse; un nuevo salvador, un dios omnipotente y poderoso, eso era Hao, ya no el niño que guardaba un rencor difícil de explicar dentro de su corazón, mientras que él...
Dio un paso hacia atrás y observó su entorno con detenimiento. La nada, eso era el lugar donde estaban, una nada pacifica, una nada inmaculada.
—¿Dónde estamos? —preguntó regresando su mirada hacia Hao.
—Dentro del gran espíritu. Mis dominios.
—¿Y qué se supone que hacemos aquí?
Hao levantó una ceja al mismo tiempo que su codo izquierdo se recargó en el posa brazos de su trono.
—Eres una persona sumamente extraña, ¿sabes? Comúnmente aquellos que entran a este lugar ni siquiera se atreverían a preguntar eso, es más, ni siquiera tendrían permitido pisar este sitio, y tú... pese a saber que es este lugar, pese a saber que eres privilegiado, ¿tienes el descaro de preguntar, y qué hacemos aquí? —Hao suspiró ante la mirada fulminante que recibió por parte del cazador. Para él, era evidente que Zero no había cambiado en nada. Una sonrisa se dibujó en sus labios al recordar a aquel niño que sin dudarlo se había lanzado frente a él para defenderlo de un vampiro con sed de sangre, un insignificante vampiro del que bien pudo haberse deshecho gracias al espíritu del fuego. La mirada que tenía entonces, muy parecida a la que le regalaba en esos momentos, era lo que más había extrañado tras marcharse de aquel pueblo donde se conocieron cuando apenas eran niños.
—¿Me vas a responder o vas a seguir viéndome como un loco pervertido? —preguntó Zero desviando su mirada de la de Hao a la vez que se cruzó de brazos, y miraba su entorno.
Hao suspiró. ¿Cómo debería de explicar aquello? Sin embargo, como si su mente hubiera hecho clic, preguntó con sorpresa:
—¿Me acabas de decir pervertido?
Zero frente a él sonrió, pero no volteo a verlo, su mirada continuó examinando la nada que lo rodeaba.
Al no tener respuesta, Hao se levantó de su trono y se posicionó frente a él.
—¿En serio, me llamaste pervertido? —hizo un puchero y se cruzó de brazos—. Yo no soy un pervertido —susurró.
Zero soltó una risa y volteó a verlo; ese era el Hao que conocía y el cual dejaba sus máscaras a un lado para mostrarse ante él como en realidad era, pero, sobre todo, ese era el Hao que tanto le gustaba y que, sin saberlo entonces, se había convertido en su persona especial.
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Aclaraciones: para fines de esta historia, algunos aspectos de las historias originales (vampire Knigth y Shaman king) seran modificados, añadidos o inventados.
y no se me impacienten, Hades x Zero ya se está planificando.
sin más, nos leemos para la proxima. Los quiero 😘.
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Hasta después de la muerte (Vampire Knigth x Shaman king)
FanfictionDespués de la batalla contra Rido Kuran, Zero despierta dentro de los grandes espíritus, solo para descubrir que aquel que dejó de ver cuando apenas era un niño ahora está frente a él. Después de tantos años sin verse, ¿Podrá Zero al fin decirle a H...