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Advertencia: capítulo con escenas +18

La humedad en sus palmas no era más que otra señal de lo nervioso que estaba. Bajo las costillas, podía sentir su corazón latir con fuerza, mientras que en su frente, ligeras gotas de sudor comenzaban a mojar su piel. Aquella noche esperaba que fuera especial, esa noche, como le había dicho a su hermano, tenía planeado hacerle saber a ese que se convirtió en su todo, cuanto lo amaba.

“No fuerces las cosas”, repitió en su mente las mismas palabras que Yoh le había dicho. Y si todo se daba como había sucedido con anterioridad, no habría la necesidad de forzarlas. El problema era que los nervios que sentía en ese momento le hacían saber que no podría con aquello. ¿Debería dejarlo para otro momento? ¿Debería dejar que aquello se diera como en momentos anteriores? Debería, pero ese día era importante para él. Ese día hace tantos años ya, Zero y él se habían conocido. 

Cerró los ojos cuando se detuvo frente a la puerta de la habitación que Anna les había proporcionado. Respiró profundamente y levantó la mano para recorrer la puerta de delicada madera, no obstante, su movimiento se detuvo a medio camino. El aire pareció volverse mucho más denso dentro de sus pulmones, y la presión en su cabeza provocó que se mareara y su visión que se ensombreciera.

No. Él no estaba listo para aquello, pese a que tenía todas las intenciones de que esa noche fuera especial para ambos, él no estaba preparado para eso.

Sacudió la cabeza y dio media vuelta. Le pediría a Anna otra habitación  y a la mañana siguiente le inventaria una escusa a Zero por no dormir ahí. Sin embargo, sus planes se deshicieron cuándo vio a Zero caminar hacia él.

—¿Qué haces afuera? Pensé que ya estarías descansando —dijo intentando sonar lo más calmado posible. Zero suspiró.

—Anna quería que viera las remodelaciones que hizo en la parte tracera de la casa. —Hao frunció el ceño— Quita esa cara.— dijo Zero acercándose a él— No me molesta. Al contrario, el que me haya incluido en este proyecto que se ve que es importante para ella, me hace sentir acogido.

—Espero sigas pensando eso mañana, cuando te diga cuánto es la cantidad que necesita para continuar remodelando el lugar.

—Es en serio —dijo Zero deteniéndose a unos pasos del chaman—, no me molesta en absoluto invertir en esto. Además, si no son las aguas termales Fumbari ¿En qué demonios voy a gastar mis ahorros como cazador? Eso sin contar la herencia de mis padres.

Hao suspiró ¿Por qué demonios se molestaba en intentar razonar con Zero?

—¿Vas a venir? —preguntó el cazador abriendo la puerta de su habitación. Hao ni siquiera se detuvo a meditar su respuesta, como ya era costumbre, sus pasos siguieron a Zero.

Brillantes rayos lunares se filtraban por las dos ventanas que se encontraban frente a la puerta, pequeñas sombras sobre el tatami  bailaban acompasadas con el sutil viento que también golpeaba las ventanas y que parecía convertirse en una agradable melodía de paz y tranquilidad. Hao estaba seguro que si en ese momento se recostaba sobre el futón podría conciliar el sueño sin ningún problema, aunque, si debía ser sincero, eso ya no le sorprendía como las primeras veces. Aquellas pesadillas disfrazadas de recuerdos ya no lo atormentaban como antes, aquellos recuerdos de varias vidas tras él habían desaparecido de su memoria desde que Zero durmiera la primera vez con él. Hao Asakura había renacido el mismo día y de la misma manera que Kiryuu Zero. Ambos eran personas diferentes, sin ataduras, sin pasado, solo dos enamorados con un futuro que no planeaban desperdiciar por nada del mundo.

El agua cayendo sobre el suelo, lo sacó de sus pensamientos. La oscuridad a su alrededor había desaparecido gracias a la luz artificial que iluminaba aquella habitación, y Zero… Zero ya no se encontraba a su lado.

Hasta después de la muerte (Vampire Knigth x Shaman king)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora