Sustancia

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 Víctor González estaba lustrando su brillante calva con un trapito frente al espejo de su baño; al terminar, sonrió plenamente y al mismo tiempo se dio cuenta de que le faltaba algo muy importante: Gel, así que con toda la pereza del mundo salió de su casa rumbo al supermercado. Fue un camino tranquilo, los misiles senegaleses caían lejos de él, en barrios vecinos, así que no había problema, el mayor disturbio fue la llamada de una empresa telefónica que quería que contratase sus servicios, él les cortó la llamada determinado.

 Al intentar comprar el gel, el vendedor arqueó una ceja y dijo:

—¿Es para su hijo?

—No, es para mí —respondió seriamente.

—Pero señor, usted es calvo...

—Es para el pelo de los huevos.

—¡Puaj! No necesitaba esa información.

—¿Y para qué pregunta? —el vendedor golpeó su cabeza contra la caja registradora hasta quedar inconsciente, al parecer había quedado tan asqueado por el comentario que quiso noquearse en un intento de olvidarlo.

 Víctor miró hacia los lados y hacia atrás, al no localizar una cámara de seguridad, aprovechó para robar un poquito de la caja registradora e intentó huir junto al gel.

 Mientras tanto, una jovencita de pelo castaño estaba relajada en el sillón verde es su apartamento; su nombre era Lucía y estaba acariciando a su perrito Cuco mientras leía su nueva novela; entonces recibió una llamada, interrumpiendo su calma, contestó algo frustrada y la noticia de la que le comunicaron, si bien no le sorprendía, si le decepcionaba bastante, rápidamente salió de su apartamento sin pensar en las consecuencias, bajando los seis pisos del edificio en un santiamén para llegar a su auto blanco.

 Volviendo con Víctor, cuando estaba por salir del super, se interpuso en su camino un corpulento hombre vestido de un colibrí verde; era un disfraz de la mascota de la empresa telefónica que había rechazado.

—¿Está seguro de no querer cambiar sus servicios? —amenazó aquel sujeto.

—Sí, córrase de mi camino —el hombre no hizo caso y le encestó un golpe rotundo a Víctor en el estómago, mandándolo a volar, de hecho, hasta atravesó los muros del local y quedó en un callejón lleno de maleantes con pistolas traficando consolas de videojuegos piratas.

 De alguna forma, Víctor sobrevivió al ataque, y pudo reaccionar a tiempo a un par de disparos que realizaron aquellos maleantes hacia él, para defenderse, Víctor sacó un pájaro muerto que tenía en el bolsillo y con él, destruyó las dos balas que amenazaban su vida; en señal de respeto, los maleantes se pusieron del lado de Víctor cuando el tipo vestido de colibrí llegó a la escena. A partir de ahora, llamaremos a dicho sujeto: "Telmofón", por el nombre de la empresa telefónica.

 Continuando con la chica, había quedado atascada en el tráfico en camino hacia el hospital, estaba furiosa; en medio de los bocinazos y griteríos, reflexionaba sobre lo que ocurría, no era la primera vez que esa persona interrumpía su rutina, pero hoy se sentía particularmente calmada, y no le gustaba que le cortaran así el día.

 Ella siempre intentaba pensar en positivo, pero eso no era suficiente para cambiar la realidad en la que vivía, su padre parecía querer seguir con sus mañas aunque ella le insistía en no hacerlo, aunque le argumentase que eso era malo, y no hacerle caso a su hija fue lo que eventualmente lo llevó al hospital.

 Víctor por otra parte, seguía luchando puño a puño con Telmofón, mientras los traficantes le ayudaban, ya debería estar muerto, pero ahora que estaba preparado para la batalla, nadie lo detendría.

SustanciaWhere stories live. Discover now