Prólogo

14 2 6
                                    

PRÓLOGO

Silencio y oscuridad, palabras que se pueden relacionar tan fácilmente qué parece que fueron creadas para estar juntas.

Era todo lo que se extendía en su pequeño mundo, tenía la sensación de estar flotando en la nada, se sentía agradable pero amenazador a la vez, como si supiera que en cualquier momento dejarían de flotar y caería en ese abismo de oscuridad, hasta que lo escucho... un leve silbido, como si de una melodía triste se tratará, la cual empezó a resaltar sobre el silencio sepulcral en el que se encontraba, era demasiado tenue en un principio tal como un susurro qué acaricia tu oído, hasta que empezó a tomar la suficiente fuerza para traerlo de regreso a su realidad.

Realidad en la que no deseaba estar....

Cuando empezó a recuperar la consciencia, lo primero que sintió fue un viento gélido recorrer por todo su cuerpo, un frío que sintió llegar hasta los huesos; se encontraba tendido en ese frío y húmedo piso de cemento.

Con una dolorosa dificultad trato de abrir los ojos, el izquierdo abrió muy tenuamente y el derecho no le respondía del todo, una vista borrosa era todo lo que le podían ofrecer por el momento, por reflejo se llevó sus manos a su cara y pudo sentir como esta se hayaba hinchada y unas cuantas cortadas se encontraban a lo largo de ella; examino su labios, los cuales se encontraban rotos y cicatrizados, trato de enfocar dolorosamente su mirada y se percató qué era de noche, la luna se exponía brillante y hermosa ante él en lo alto de un cielo negro sin estrellas, es como si ellas se ocultaran de él.

Se perdió en sus pensamientos por un momento mientras admiraba la luna, ¿Cuándo había sido la última vez que se había detenido a verla? trato de recordar, recordar, ¿Tal vez fue cuándo se fue de campamento con sus amigos cuando era un pequeño boy scout?, ¿Tal vez fue cuando su hermano le había pedido que lo acompañara a ver la lluvia de estrellas hace tiempo? no.. Fue el día del accidente de su padre, aún podía evocar el momento justo cuando este le había prometido por teléfono que llegaría a casa antes de que la luna terminará de situarse en lo más alto del cielo; le había prometido que llegaría a tiempo para ver una película en familia y le ayudaría a terminar su tarea de matemáticas.. promesa que no pudo cumplir

Sintió una fuerte punzada en la parte posterior de su cabeza por lo que decidió que era momento de levantarse,

trato de apoyar su brazos lastimados en el suelo para poder sentarse, pero era demasiado doloroso hacerlo,su cuerpo se sentía extremadamente pesado, en cada movimiento que realizaba podía sentir cómo las partes de su cuerpo palpitaban de dolor; examinó sus manos las cuales se encontraban llenas de moretones y cortadas, dirigió una de ellas al pequeño enrejado qué se encontraba al lado él y con la menos lastimada se apoyó en el suelo, con mucha dificultad logró incorporarse un poco y sentarse, el movimiento lo desubicó, sintiendo un ligero mareo.

¿Cuánto tiempo llevaba ahí afuera?, no podía recordarlo, el solo tratar de hacerlo le producía dolorosas punzadas en la cabeza, aunque ese dolor no se comparaba con el de su maltratado cuerpo.

Condujo su mano hacia la parte posterior de su cabeza y descubrió que se encontraba un poco húmeda, al ver su mano con un poco más de atención descubrió qué tenía rastros de sangre en ella.

Intentó enfocar su mente en otra cosa, tratando de calmarse a sí mismo, por lo que llevó ambas manos al frío metal del barandal y con algo de fuerza trato de ponerse de pie, sentía como su ojos se llenaban de lágrimas ante el dolor que todo su cuerpo le producía en ese momento, pero en el instante en que se trató de incorporar y apoyó su pierna izquierda con el frío piso, soltó un grito desgarrador y cayó estrepitosamente al suelo; el dolor era intenso, como mil cuchillas hundiéndose en él y destrozandolo completamente, y fue cuando cayó en cuenta, su pierna... su pierna se encontraba rota.

Tendido y contraído de dolor en el piso, gruesas lágrimas caían de su rostro y lastimeros gemidos salían de su raspada garganta, mientras golpeaba fuertemente el piso con su pobre mano lastimada; sabía que se la podría fracturar con tal acto, pero poco le importaba ya.

Se sentía como un muñeco de trapo, sucio, roto y vacío; sólo deseaba morir en ese momento, quería que el sufrimiento acabara de una vez; no sabía qué más hacer para sacar todo el sentimiento que lo quemaba y ahogaba por dentro.

¿Qué había hecho para merecer este acto de crueldad?, ¿Realmente se lo merecía?, pensaba mientras se ahogaba en su propio llanto, lleno de dolor, su pecho ardía, sentía como su corazón se desgarraba con cada sollozo qué salía de sus labios.

¿Cuándo fue la última vez que se había sentido en paz? ¿Por qué la vida le jugaba de esa manera?

Tenía que idear cómo podría escapar de esa vida, no... de ese infierno; y por mucho que el morir fuera la idea más tentadora que cruzaba por su cabeza, no podría hacerlo, y no porque no lo deseara con fuerz; aunque le costara mucho esfuerzo podría levantarse y simplemente dejarse caer desde el balcón, todo su sufrimiento terminaría rápidamente cuando su cuerpo impactara contra el duro pavimento de la calle, pero tenía que aguantar todo por su pequeño hermano.

Nunca podría dejar a su hermano solo, sin su protección; debía idear algún plan, hacer algo para sacarlos a ambos de ese inmundo lugar.

- Padre ayúdame, por favor- susurro al viento

Sus pensamientos y llanto fueron interrumpidos cuando percibió los gritos provenientes de su casa, gritos horribles y enfurecidos qué provenían de adultos, escuchó duros golpes y objetos rompiéndose dentro del departamento; sólo podía observar el espeso cristal cubierto por las gruesas cortinas qué obstruía su vista; con mucha dificultad se arrastró lentamente con la poca fuerza que un le quedaba, hasta llegar a la puerta y trató de abrirla, pero era inútil, esta se encontraba cerrada, por lo que empezó a golpearla y a gritar que lo dejaran entrar, pero nadie lo escuchaba dentro; los gritos y los llantos dentro del apartamento se escuchaban cada vez más fuertes y estridentes.

Se sentía inútil, un perdedor, un total fracaso de la vida, lo único que podía hacer era golpear esa maldita puerta mientras seguía llorando y gritando para que todo se detuviera y le permitirán entrar.

Como si sus súplicas fueron escuchadas, sintió como la puerta de vidrio se deslizaba y se encontró frente a su pequeño hermano, quien tenía la cara bañada en lágrimas y con una expresión de infinito terror marcada en su rostro; al verlo lo atrajo hacia sus brazos, encerrándolo en un fuerte abrazo

- ¿Lix estás bien?- le preguntó su hermano, al separarse un poco y tratando de tocar su cara llena de hematomas.

Limpio rápidamente la lágrimas que descendían de sus ojos y trato de brindarle una sonrisa pese al dolor que cargaba, quería poder tranquilizar al pequeño qué se encontraba frente a él, tenía que ser fuerte y transmitirle qué todo estaría bien, que su hermano mayor estaba ahí para protegerlo.

Estaba por responderle cuando lo vio, el causante de todo el sufrimiento qué estaban viviendo, a ese ser lleno de odio acercándose a su dirección, dejando por detrás el cuerpo magullado de su madre y como está luchaba por respirar; observó con horror cómo ese monstruo tomaba el bate de madera qué se encontraba tirado en la alfombra y lo levantaba sobre ellos; sin saber de donde saco la fuerza, se abalanzó sobre su hermanito, posicionándose sobre este y lo cubrió con su cuerpo, estaba dispuesto a recibir todas la palizas del mundo ya que nunca permitiría qué nadie le hiciera daño a su hermano

Sintió el primer golpe en su espalda, se trago el grito de dolor y abrazó con más fuerza a su pequeño hermano, mientras este lloraba desconsoladamente debajo de él y gritaba súplicas qué fueron ignoradas, sintió el segundo y tercer golpe llegaron consecutivamente a sus costados, no pudo contener más los gritos del inmenso dolor que le estaba causando, estaba seguro que le había roto alguna costilla si no es que todas, perdió la cuenta de la cantidad de golpes, hasta que el último llegó directo a su cabeza... Lo último que escuchó fue a su madre gritando su nombre, después solo hubo silencio y cayó una vez más en el frío abrazo de la oscuridad.











-Comenten si le gusta y si quieren continuación -

A un paso de baile ( Ver Hyunlix) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora