INTENTO DE VUELTA

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Al día siguiente, cuando iba a coger algo para desayunar... ¡Horror, no había nada! Quedaba un rastro de miguitas por el suelo. Seguro que algún roedor se había comido mi última provisión. Ya no podía quedarme más tiempo, no tenía ni agua ni comida. No quería marcharme. Todo esto era una maravilla, había descubierto cosas que seguramente todavía no saben ni los mejores científicos del mundo. Nadie había viajado antes a la prehistoria excepto yo. Era la chica más afortunada del mundo. Pero debía marcharme...

Recogí los apuntes y los metí en el maletín, las botellas de agua vacías y las metí en la mochila, los prismáticos y la manta. Bajé del refugio y lo miré atentamente. Lo recordaría en mi corazón por siempre. No lo desmonté por si acaso volvía alguna vez, intentaría regresar de nuevo. Saqué el GPS del bolsillo de mi sudadera. Tenía que ver dónde estaba la cueva donde pinté el dibujo con la piedra. Miré por donde había que ir.

-Gire a la derecha, después siga todo recto. Gire a la izquierda.- decía una voz de mujer en el GPS. Estuve pensando mientras caminaba y seguía las indicaciones del GPS. Echaría mucho de menos a Miguelón y a Lucy. Siempre recordaré las travesuras de Lucy, cuando se metía en problemas y cuando cuidaba a su bebé. Y a Miguelón, fuerte y robusto, que cuidaba a su manada y miraba al árbol donde yo estaba, como si sospechara de algo o como si supiera que yo estaba allí.

Me paré. La cueva estaba ante mí. Recordé que en la leyenda no venía nada de cómo volver, pero me lo imaginé. Se volvería haciendo de nuevo el dibujo con la piedra. Entonces comencé. Pero... ¡la piedra no pintaba! Yo dibujaba y dibujaba, pero no salía nada. Empecé a preocuparme y a ponerme nerviosa. Las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos. Entonces aparecieron unas letras. Me fijé bien en que ponía: "Sólo las lágrimas hacen que la piedra haga su magia" ¡O sea que la piedra sólo pintaba si llorabas sobre ella! Dejé caer mis lágrimas sobre la piedra y cerré los ojos deseando que funcionase. Los abrí y comencé a pintar. ¡La piedra sí que pintaba! Dibujé el hombre cazando mamuts y miré para atrás. Todo el paisaje de selva se oscureció...

UN VIAJE UN TANTO EXTRAÑO. MICRORRELATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora