Había vuelto a fallar, sin importar cuanto lo intente o cuantas veces trate de traerlo. El Alma de Ciel phantomhive no regresa.
— Sebastián.
— Botchan no está-Exclamo sin tomarle importancia a su llamado, él no es mi dueño. Yo, no tengo dueño. Otra vez soy un mayordomo sin dueño — ¿Dónde estás?
— No va a regresar
Escucho y elevo la mirada, para encontrarme con el cuerpo de la persona que amo, más no es su alma la que responde. Se ha vuelto el recipiente de algo que anhelo tener y que nunca regresa a mis manos.
— Absténgase de hablarme.
— Te guste o no. Ahora estoy aquí -dice y lo veo ponerse de pie, a diferencia de antes. Ya no hay ningún tipo de conflicto o impedimento para que ponga un pie delante de otro. Fruncí el ceño. — Soy el único que puente que te puede traer de regreso a mi hermano y a···
— Haz silencio - digo al ponerme de pie, me doy la vuelta dejando de lado todos lo tratos buenos que tenia y caminando a la salida — No eres mi Joven Amo.
— ¿Joven? -dice con un tono de burla, pero no detengo mis pasos — Insistes en decirle así todavía.
Abrí las puerta y es cuando escucho: ¿A donde crees que vas? No he terminado de hablar. Dice, pero yo he terminado de escuchar. Aferrarme al pasado, a la idea o al conflicto y abrazar la esperanza me han hecho estúpido y sin remedio. Yo ya no tengo un... Joven amo.
— ¡Sebastián! -grita su voz y no estoy del todo seguro, ¿por qué mis pasos se detiene con su llamado? Con su voz llamándome y haciéndome creer. Debería cubrir mis oídos y escapar de aquí, pero ni yo mismo sé porque salí de la habitación, llevándome conmigo la charola.
¿Es que acaso soy estúpido?
¿Me he vuelto un perro?
¿O es que···
— ¡Sebastián! -su voz enojado me reclama, es como una atadura ardiente en mi cuello. Un dolor difícil de quitar y que me gusta apreciar.
— Botchan...
Pronuncio su nombre, doy vuelta y camino. A pesar de que es una trampa, voy lentamente y paso tras paso a mi horca. Regreso a la habitación y puedo verlo, apoyarse de un costado de la cama, verme con ese ceño fruncido y...
— ¡Sebastián! -explota con un rostro iracundo — ¡¿A quién crees que ignoras?!
Si tuviera un corazón, diría que esta latiendo y aunque no es el caso. Es así como me siento.
— Botchan
— ¿Cuántas veces te lo tengo que repetir? -se pregunta el cuerpo de mi amo y pone una mano en la cabeza — Ya no me digas, Botchan.
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[Ciel narra]:
Me resulta confuso pensar y es que es igual que navegar, si no tienes los remos no puedes avanzar. Me siento estancado.
Hay tanto recuerdos en mi cabeza, pero no tiene un principio ni un fin. Sé que pasó algo, ¿Qué es? ¿o cuando ocurrió? No lo sé.
Sé que los demás lo saben, que me lo digan es el problema, pero si hay algo de lo que estoy seguro es...
"Sebastián, aun con todo... No me arrepiento"
—... - El sabor a hierro estaba en mi boca, me costada respirar e incluso ardía todo el cuerpo.
"Pude enseñarte..."
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"Y pude aprender..."
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"Te amo, Sebastián Michaelis"
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"No vas a robarte mi Alma, yo...te la entrego"
— Botchan, Botchan, Botchan, ¡BORTCHAN! -escucho. Alguien estaba gritando sin parar. Alguien me aferraba con fuerza y me rompía los huesos, alguien lloraba sangre y yo no podía ver nada más.
¿Ese Alguien era una persona?
Mi razonar de nuevo, solo me trae dolor.
—Nnh... - es difícil reconstruir todas tus memorias en una sola, de principio a final. Es muy difícil. Me pierdo muchas veces y otra veces, solo me embarga ira, otra veces solo llanto y otra más...
