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—¿mamá?—resonó la voz de un pequeño niño en medio de la oscuridad.
—¿mamá, dónde estás?—la voz empezó a hacerse más aguda.
mientras miraba a su alrededor, pudo apreciar a una mujer alta, de pelo negro y tez palida.
—mamá? E-eres tú? —la mujer al escuchar la voz, empezó a alejarse poco a poco del niño
—¡Mamá! ¡Espera, porfavor!—empezó a correr. Quería alcanzar a su madre, pero en medio de la oscuridad, se pudo ver como pequeña niebla empezaba a aparecer, dificultandole más al pequeño niño localizar a su madre.
—porfavor mamá, no me dejes solo... Porfavor...—el niño poco a poco se empezó a rendir, viendo como la mujer desaparecía entre la niebla.
Cayó.
Cayó al frío piso, quedándose de rodillas en el suelo, mientras lágrimas cayeron por sus pequeñas mejillas.
—no me abandones, porfavor...— se quebró. No pudo aguantar y entró en llanto.
—no me dejes solo...—
...
—Duxo...—Se escuchó una voz llamándolo desde la oscuridad.
—¡Duxo!—cada vez se hacía más fuerte...
—¡DUXO!—
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