VICTORIA'S POV
Metí el billete en mí brassier y miré de reojo antes de sacar un par de bolsitas de mí bolsillo y dárselas al chico.
Podía divisar a lo lejos a mi hermano Lucas, recibiendo dinero el cual guardaba e imitaba mis acciones. Estábamos en una fiesta en el barrio, era tarde, casi las cuatro de la mañana así que sabíamos que pronto debíamos irnos. Volteé hacia el costado y maldije en silencio al ver a seis chicos asomando sus cabezas desde la pared. Me encaminé hacia ellos pero uno de los Santos cazó del cuello a Ruby, el amigo de mí hermano.— Oye Sad Eyes, no jodas, son mís hermanos y el hermano de Spooky — hablé llegando, y dándole un empujón en el brazo haciendo que soltara a Rubén.
Sad Eyes me miró y volvió la vista a Cesar — No vi que eras tu homie, compa dile a Spooky que le mando mis respetos, ¿De acuerdo? — Cesar asintió con firmeza. Sad Eyes volvió su vista a mí y me sonrió dándome un apretón de manos — Perdona Killa, recordaba a los compas más pequeños.
— No hay problema Ese — le sonreí y el se fue, a lo que volteé al grupo de adolescentes — Se me van para casa ahorita mismo si no quieren que yo los ahorque — advertí amenazante y un tiro sonó, haciendo que todos nos agacharamos. Rápidamente corrí hacia adentro de la casa en busca de Lucas y cuando ya estuvo conmigo, ambos corrimos a casa de los Martínez.
Ambos entramos y fruncí el ceño al ver a Mario dando un monólogo entre lágrimas, para finalizarlo haciendo que Rubén bese su anillo de clases.
Los chicos rieron y yo puse mí mano en el hombro de Brandon — Niños, vámon-
— Una cosa más — Habló Mario volviendo — No se tiren a Monse — Los chicos volvieron a reír.
— ¿Por qué querría alguien hacer eso? — Preguntó la morena.
Ya habían pasado cuatro semanas desde aquella fiesta, el verano estaba a punto de terminar y debería encargarme de encontrar un trabajo más tranquilo para poder mantener a mis hermanos al márgen.
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𝗪𝗲𝗹𝗰𝗼𝗺𝗲 𝘁𝗼 𝗛𝗲𝗹𝗹 - Spooky
De Todo𝗪𝗲𝗹𝗰𝗼𝗺𝗲 𝘁𝗼 𝗛𝗲𝗹𝗹 Spooky y Victoria son pareja desde los trece años y han vivido juntos de todo. Ahora, ambos de 22 y 23 años deben enfrentarse a su dura realidad y al tener que cuidar a sus hermanos.