Heaven's On Fire, Burn With Me

𝑪𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑫𝒐𝒄𝒆: 𝑬𝒍 𝒆𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒂𝒓𝒊𝒑𝒐𝒔𝒂 𝒄𝒐𝒏 𝒂𝒍𝒂𝒔 𝒓𝒐𝒕𝒂𝒔 𝑰𝑰

—Y-Yo, e-eh, yo-¡Lo siento! —balbuceó Alex con los ojos muy abiertos. Había un paraguas cerrado y empapado junto a sus pies que se apresuró a levantar—. No tenía idea de que habían vuelto solo...venía a... —indicó con su pulgar hacia los caballos en sus pesebres—. Ya saben.

Sus palabras quedaron en el aire cuando apretó los labios y bajó la mirada al suelo, visiblemente avergonzado.

Louis se separó de la pared lentamente, aquel estado extasiado en el que los besos abrasadores de Harry lo habían dejado, lo tenía allí de pie con las mejillas al rojo vivo y los labios febriles, más el miedo era un nudo en su estómago imposible de ignorar.

Se preguntó por un momento si Alex ya era consciente de su sexualidad, si al igual que Harry se había enterado hacía mucho tiempo por medio de Joseph, o si en realidad no tenía idea y estaba enterándose justo en ese momento. Sin importar lo que fuera, su temor no radicaba solo en ello, no era la única razón por la cual Alex podría mirarlo con rechazo, honestamente hubiera deseado que fuera la única.

Que lo hubiera visto besándose con un hombre no era lo peor, el verdadero problema era que justo ese hombre fuera Harry, quien era parte de su familia, quien le llevaba una cantidad considerable de años —que aunque a ellos no les importaba no significaba que para los demás fuera visto como algo correcto—. Si el resto de la familia se enteraba no tenía idea de lo qué haría, le aterraba pensar en cómo podrían reaccionar, en la posibilidad de perder aquel amor que le habían brindado todo ese tiempo.

¿Por qué le importaba tanto si ya se había acostumbrado a lo largo de su vida a perder el cariño de las personas?

Tragó saliva al darse cuenta, esta vez no estaba preocupado solo por sí mismo, sino también por Harry. Ya había sido el causante de romper su propia familia, no quería ser el culpable de romper otra.

Le dio una rápida mirada al vaquero, quien no se la devolvió, con el rostro estoico y los puños apretados a cada lado de su cuerpo. El impulso de querer acercarse y envolver sus manos entre las suyas con el anhelo de ser quien pudiera calmar aquella tensión en sus músculos, hormigueaba en la punta de sus dedos temblorosos.

El insoportable silencio solo perturbado por la tormenta en el exterior, enriquecía su nerviosismo aún más si es que eso era posible. Estuvo apunto de abrir la boca cuando Harry finalmente se movió. Sus pesadas botas resonaron fuertemente en el suelo de madera mientras salía del establo sin decir una sola palabra.

Louis no podía culparlo por irse cuando él mismo ansiaba huir. Sin embargo, debió parpadeó reiteradas veces para borrar aquel escozor que comenzaba a invadir sus ojos. Tal vez fue lo suficientemente iluso como para llegar a creer que quizá Harry permanecería allí, con él, lidiando con lo que sea que tendrían que lidiar, pero juntos.

Sus besos en definitiva lo habían dejado bastante tonto.

Cuando por fin tuvo el valor para moverse, se acercó cuidadosamente a Alex con la vista puesta en sus propios pies, retorciendo los dedos contra la tela de su camisa.

—Alex...yo... —Se dio cuenta de que no tenía idea de qué decir, o más bien, ni siquiera sabía qué decir en primer lugar.

¿Debería contarle acerca de los sentimientos que había tenido hacia su primo todo ese tiempo? ¿Debería darle explicaciones?, ¿sobre qué? Si incluso a él mismo le había tomado por sorpresa el repentino accionar de Harry.

Si había alguien que tenía que dar explicaciones, ese era el vaquero que hacía segundos había salido por la puerta como si no hubiera revolucionado absolutamente todo en su persona, como si no lo hubiera dejado hecho una desastre con cada roce de sus manos y su boca; tan impunemente.