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El grito de angustia que Victoria emitió resonó en toda la cocina, llamando la atención de Sookie y Jackson que eran los que estaban allí.

—¡Esto ha salpicado! —señaló el estofado de manera acusatoria. Se miró la camiseta y otro grito salió de su garganta. —¡Me ha puesto perdida!

Bendito el momento en el que aceptó ayudar a hacer la cena. Toda la culpa era de Jackson por sugerir que sería divertido que cocinace con ellos. ¡¿Qué tenía de divertido eso?!

—Claro, cariño. —la mano de Sookie se posó de manera cariñosa en su hombro y con la otra giró la ruleta de los fogones. —Es que estaba demasiado fuerte. Tenías que bajarle la potencia.

—¿Y por qué nadie me lo ha dicho?

Su mirada se dirigió hacia Jackson. Él tenía la culpa.

—A mí no me mires, yo estoy cortando queso. No puedo estar pendiente de todo.

—¿A quién se le ocurre dejar a una niña sin experiencia hacer un estofado? —defendió Lorelai, que estaba entrando en la cocina al haber escuchado los gritos de su hija. —Anda, ve a cambiarte. Rápido.

Victoria soltó un suspiro y dejó sobre la encimera el trapo que estaba en su hombro. Subió las escaleras hasta llegar a la planta de arriba, que es donde estaba su habitación y abrió el armario en busca de algo limpio que pudiera usar.

—Rory debería hacer la colada ya. —murmuró, viendo lo vacío que estaba el armario. La mayoría de su ropa estaba en la cesta de la ropa sucia o desperdigada por la casa.

La puerta sonó, debido a que alguien había llamado. Lorelai al ver que ella era la única que no estaba haciendo nada fue a abrir.

—Justo a tiempo. —les dijo a los invitados. Luke y su sobrino el simpático. —Sookie va a batir el récord de mayor comida servida desde el imperio romano.

—Suena bien. —indicó Luke.

—Seguro. —habló Jess, con sarcasmo.

Había que ver lo simpático que era.

—Bueno, pasad. —pidió Lorelai, dejando pasar el sarcasmo del adolescente.

Jess entró en la casa, ignorando la conversación que ahora estaban teniendo su tío y la loca esa. Se acercó a la chimenea y empezó a observar los cuadros con fotos que la decoraban. Agarró uno en el que aparecía una niña con los ojos azules y sin la paleta izquierda, después agarró otro de la misma niña sólo que más mayor y con ambas paletas. Los dejó en su sitio, perdiendo el interés.

—Eh, Jess. —llamó Lorelai. —¿Quieres pasar a la cocina? —el chico no dijo nada, pero al menos asintió con la cabeza. —Sookie, Jackson, os presento al sobrino de Luke. Éste es Jess.

—¿Te gusta el queso? —le preguntó la mujer, que suponía que era Sookie.

¿Qué...?

—¿Qué?

—¡Dios mío! —exclamó el hombre a su lado. —¡Es el limón más grande que he cultivado en mi vida! Es tremendo. Sookie, tienes que probar este limón.

¿Qué...?

Dicho y hecho, porque la mujer probó el limón.

—¡Es un limón increíble!

—¡Pruébalo! —le ofreció al chico, que no entendía nada. —Es un Mayer.

—Jackson cultiva fruta para asustar a la gente. —bromeó Lorelai. Se giró a la habitación de Rory. —Rory, ya están aquí.

trouble issues » jess marianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora