No me observes cuando esté deshecho llorando en un rincón, en ese periodo soy alguien que lucha por sobrevivir y no necesito de tu compasión. Obséquiame tus besos, tus abrazos, tu mirada y tus palabras que son capaces de cubrir los latidos de mi pecho; amortiguando el dolor que produce el vacío.
No me observes ni pronuncies mi nombre entre llantos, cuando me encuentre en un solitario cajón. Cuando la luz de mi mirada se apague contra la fría madera, adornada con colchones de tristeza.
No me observes, ese ya no soy yo..