Greta
¿Confías en mi?
Su voz retumbo dentro de mi cabeza. Como si de una cueva completamente vacía se tratara.
-No me digas que ya te pego el vino.
-En absoluto, te sigo.
-Bien, sostente de mi mano- extendió su mano libre hacia mi- ¡ah! y Greta...
-¿Si?
-No mires abajo.
Subimos unas pequeñas escaleritas que se encontraban de costado allí afuera y en cuestión de segundos estabamos pisando el tejado de la casa. Sujete la pizza lo más derecha posible y la mano de Alessia intentando no apretarla demasiado para que la pizza o su mano sufrieran algun daño.
-Aquí- bajo nuestros pies se encontraba una especie de alcolchado blanco, Alessia sostuvo mi mano para que yo me sentara y luego se acomodo ella.
La vista era espectacular, no era el punto más alto definitivamente pero las luces de la ciudad se veian perfectamente, incluso se veía la catedral a un par de minutos de allí y las estrellas en todo el cielo.
Luego de unos minutos en silencio y mi mirada perdida en la belleza de Verona, volví a tierra y miré a Alessia quien ya me devolvia la mirada.
-Que ciudad más bonita ¿verdad?
-Bonita- repitió -mis ojos son afortunados de ver esta vista tan bonita.
Tome la copa nuevamente, con intenciones de hacer un brindis.
-¡Por las vistas bonitas!
-Por todo lo bonito.
El choque de las copas se expandió en el silenció de la noche. Alessia dio un sorbo hasta terminar lo poco que le restaba a la copa y yo di el segundo pequeño sorbo.
-¡Sos una actriz pesima!- exclamó mientras abría la caja y cortaba porciones de la pizza.
-No tengo idea de que hablas.- Intenté desentenderme de inmediato.
-Por favor, no me mientas, principessa ¿Habias tomado vino antes?
-Sí... bueno no, la verdad es que no tomó alcohol.
-Lo sabía, pasalo a mi copa si gustas.
-No, no, puedo soportarlo.
-No deberías soportar algo que no te gusta.- Alessia tomo la botellita de agua, la destapó y sirvio su copa con ella. Dejo el agua y cambió las copas.-No voy a dejar que caigas de mi techo por mi culpa.
Abrí mi boca para responderle pero se me adelantó cambiando de tema.
-¿Te gusto mi pizza?
-Sí.
-Ahora ya se que sos una pesima mentirosa, aún ni la pruebas.
Le sonreí ampliamente y tome una porción. No en vano decia que ella hacia la mejor pizza de toda Italia. Alessia tomó otra de las porciones y continuamos charlando de trivialidades mientras mirabamos a la luna aparecer y desaparecer tras las nubes.
-Amé los bordes rellenos, ni siquiera sabia que fueran posibles.
-En el mundo de la pizza todo es posible, excepto la pizza de anchoas eso si que deberia ser algo imposible.
-Estoy de acuerdo.
-¿Sabes? Jamás te pregunté cómo o porqué llegaste a Verona, simplemente apareciste.- yo reí.
-¿No preferis preguntarme alguna otra cosa?
-Se me ocurren muchísimas preguntas pero esa es la primera. Si quieres luego me preguntas algo a mi.
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Todo lo que no sabía de mí
Teen FictionGreta, una joven italiana, decide huir de la Capital para refugiarse en Verona tras denunciar a su prometido por violencia. Allí, en la nueva ciudad, ella intentará encontrarse a si misma nuevamente y tratar de procesar los últimos veintisiete años...