Capítulo 35: Al borde de la humanidad.

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Por un lado, se encontraba la hechicera más poderosa del mundo y por el otro, una mujer que se atrevía a interponerse en sus planes. La mirada de su oponente no presentaba ningún rastro de debilidad y eso se le sorprendió a la hechicera.

[¿Tú me quieres enfrentar?] —declaró la mujer de cabellos como el fuego. —[Vine aquí a enfrentar al Riaro, pero no me opongo. Pareces bastante hábil. Eres una hechicera ¿no? Y una de las fuertes.]

[No tengo porque responderte. ¡Ral!]

Muria extendió su brazo y en enseguida, un pequeño círculo rojo, con un solo símbolo, apareció debajo de la mujer y una gran llama de fuego se encendió para cubrirla.

La mujer vio a través del ataque sin problemas y cómo si se estuviera burlando, dio un gran salto y lanzo una de sus hachas hacia el piso y luego clavo la otra sobre el mango de la primera. Acto seguido, colocó su mano sobre el mango de la segunda hacha y se sostuvo de ella, manteniendo el equilibrio.

La llama solo alcanzó a cubrir las hachas, mientras que la mujer simplemente sonreía al demostrar su gran destreza. El hecho de que pudiera sostener todo su peso con una sola mano ya era sorprendente, pero que haya podido ver el ataque casi al instante lo era más.

[Su tiempo de reacción es demasiado rápido.] —comentó Kiri. —[Es incluso igual o quizás mayor que el mío. ¿Quién es ella?]

[¡¿Quieres saber?!] —respondió la mujer mientras seguía con su acto acrobático. —[Mi nombre es Harvet. Soy una guerrera. Y eso... es todo lo que sabrás de mí, sucia elfo oscuro.]

La mujer bajó hacia el suelo, tomo sus hachas aún en llamas, bajó la cadera, igual que cuando un atleta se prepara para correr y dirigió su mirada hacia Muria.

[¡Pero supongo que primero debo acabar con esta tipa!]

Tomó impulso con sus fornidas piernas y luego de escucharse el sonido de un fuerte impacto, se encontró cara a cara con Muria, dejando solo un cráter en el lugar dónde estaba hasta hace unos segundos.

[¡Muria!] —gritó preocupada Kiri, quien, gracias a sus sentidos logró ver claramente aquel movimiento.

Esto es malo. —pensó. —Aunque Muria sea poderosa, sus sentidos siguen siendo la de una humana. Esa mujer posee casi mí misma velocidad. Muria no podrá esquivarlo.

Sin embargo, la hechicera mantenía su mirada fría como el hielo.

[Já. Que tontería.] —murmuró.

Una pequeña luz color celeste apareció.

Harvet bajó su mirada ligeramente y antes de si quiera poder de llegar a dónde Muria, notó como ella ya había invocado un círculo color azul, con tres símbolos, frente a ella.

[Güi-so-bi.]

De inmediato, un enorme pilar de hielo se formó frente a la hechicera y golpeó a la mujer directo en el pecho, elevándola rápidamente hacia el cielo.

[¡Demonios!]

Harvet podía sentir como el frío cubría su cuerpo mientras seguía subiendo más y más y al notar que empezaba a perder de vista el suelo, aunque no le gustaba la idea, decidió lanzarse hacia abajo.

["¡¿Qué?!"]

Kino no podía creer lo que aquella mujer había hecho y observando como caía rápidamente hacia el suelo, dio un paso hacia adelante, pero de inmediato, su cuerpo se detuvo.

[Más vale que la atrapes, Muria.] —comentó Kiri, ya más calmada, pues creía que el enfrentamiento había terminado.

[Sí, sí, lo sé.] —respondió la hechicera. —[A mí también me parece sospechosa.]

Soy el más fuerte... ¿verdad? (Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora