A veces me gusta cerrar mis párpados e imaginar esa planificación exacta cual hacemos. Amor, metas, buen empleo, ningún desbalance emocional. Mucho menos enfermedad. Luego sucede lo inevitable; muestro mis pupilas a la faz de la Tierra.
Hay una trifulca entre mi cabeza, una joven intelectual hermosa de tez clara y un "yo" consternado.
Amor, pésimo estado. ¿Metas? Incumplidas.
Desbalance emocional; ella insiste en varios.
Enfermedad... Este maldito e indefinido insomnio.Me causa repugnancia las mismas cosas que adoro.
Soy una paradoja.
Al fondo, de mis oscuras entrañas, localizo mi alma, todavía en excelente estado.
Al menos es lo único, al parecer, en ser autosustentable.
¿Tendré demencia?
Guardo gran aversión al sistema actual; imagen social simple y distorsionada.
Todo en derredor es despampanante, atrevido y escaso, en términos morales.
¡Cuánto daría por respirar aires pasados; un par de siglos atrás!
Poder experimental lo que ahora atribuyo a perfección.
¿Qué más da?
Soy un desecho orgánico convirtiéndose en abono.
Disculpe buena amiga. Sigo llorando por "la leche derramada".
En otras palabras: la perspectiva plana del finito cual tocará despedir.