.

152 22 1
                                    

Suspiro mirando el reloj, su habitación estaba en total silencio y apenas iluminada por la tenue luz que había en el espejo sobre su cama.

Le dio una larga calada a su cigarrillo de cereza, viendo las calles nocturnas de Bangkok a través del balcón. Su celular estaba apagado, no quería saber absolutamente nada de trabajo durante esta noche. Solo quería divertirse un poco.

Pavel siempre había sido una persona inquieta y bastante audaz. Al ser hijo de uno de los mayores inversionistas del país y ser inhumanamente atractivo, no era difícil para el joven conseguir citas clandestinas que, al final del día, solo generarían rumores que afectarían su imagen y la de su padre. A pesar de esto, el joven era consciente de que el contacto humano era necesario y, al no tener amante, no se avergonzaba en explorar nuevas opciones.

Justo como lo que había hecho esa noche.

Luego de una corta charla con un amigo, obtuvo el número de alguien que aseguraba ponerlo en contacto con algún joven guapo. No se le aseguraba sexo, sino más bien una especie de compañía nocturna que diera espacio a su falta de diálogo.

La puerta por fin fue tocada. Pavel se levantó de la cama, aun con el cigarrillo en la mano y camino hasta el estrecho pasillo entre la puerta y la habitación como tal.
Abrió la puerta suavemente, descubriendo a un lindo joven con facciones angelicales pero aparentemente herido.

Por parte de Pooh, el olor a cigarrillo de cereza y un perfume ligeramente dulce golpearon sus fosas nasales, haciendo lucir al hombre frente a él ligeramente más varonil.

Buenas noches, —luego de una pausa de unos segundos continuo—, lamento haber llegado tarde, tuve un pequeño inconveniente.

Pavel asintió, arrugando su cara ligeramente. No conocía al joven frente a él, pero le causaba ruido ver su cara con moretones y el labio ligeramente rotó.

Nong*...

Pooh. Me llamo Pooh.

Pooh. Definitivamente, era un nombre peculiar, aunque Pavel creía que le quedaba bien.

El chico frente a él era alto y con una cara bastante tierna y felina, tenía sus brazos bien trabajados y sus bonitas clavículas se veían apenas bajó su camisa. Su cabello estaba ligeramente desordenado, haciéndolo ver tierno o sexy, Pavel aún no estaba decidido.

N'pooh, está todo bien? pregunta mientras se sube ligeramente su mano, rozando la mandíbula del menor. Pooh arrugó su rostro sin entender y Pavel señaló su rostro con una mueca.

¡Oh! No es nada, solo necesito lavarme el rostro y mañana estará bien. No es nada de qué preocuparse. —Pooh le dio una gran sonrisa, haciendo que el contrario olvidara su cigarrillo, dejándolo caer suavemente sobre la alfombra.

Ambos miraron preocupados el pequeño agujero de quemadura en la alfombra para luego solo reír suavemente.

Deberías pasar, Pavel se apartó de la puerta, dándole espacio para entrar. El menor asintió y caminó hasta lo que parecía una cálida habitación de hotel.

Pavel caminó detrás del chico, este lucia ligeramente disociado. Su cuerpo se movía con sutileza dentro de la habitación, pareciendo un gatito que entra con cautela en un espacio nuevo.

Iré a buscar el botiquín, quédate ahí, NongPavel dio un par de pasos hacia el baño, siendo detenido por una mano en su muñeca.

No hace falta, en serio estoy bien. Gracias por la preocupación, Khun*.

Pooh sonrió, asintiendo rápidamente, queriendo convencer a Pavel. El mayor arrugó su rostro ligeramente, pero no protestó; en cambio, permitió que Pooh fuera al baño mientras él se sentaba sobre la cama a mirar las calles iluminadas de nuevo.

SuayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora