FREDDY : libertinaje (pt.2)

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«Estás tan desesperado por tocarme».

CW: Lenguaje sugestivo.

P.D.: Prometo que ya no se extenderá más. Serán sólo 3 capítulos.

Si bien es cierto que Freddy Trucazo presume de un nivel de conducción superior al de cualquier profesional, reconoce que Gustabo goza de un nivel que puede considerarse decente, al menos lo suficiente para ofrecer una persecución entretenida; des...

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Si bien es cierto que Freddy Trucazo presume de un nivel de conducción superior al de cualquier profesional, reconoce que Gustabo goza de un nivel que puede considerarse decente, al menos lo suficiente para ofrecer una persecución entretenida; después de marcar la ubicación de su destino, compartida por un pajarito de la vida alegre agendado en el móvil del Comisario, Gustabo no desaprovechó la oportunidad de llevar el Infernus a través de la ciudad con el descuido de un criminal huyendo por robo a joyería, aunque se controló una vez entraron en Zona Rica por el bien de su bolsillo.

Lo cierto es que, incluso si Gustabo de algún modo hubiese dañado el coche del Comisario, éste lo habría dejado pasar; la risa descontrolada del joven Inspector, su confianza absoluta en la complicidad de Freddy y la expresión risueña que se dibuja en su rostro de ángel contaminado por el pecado pagan cualquier daño material. Además, la factura habría caído en manos de Isidoro bajo cualquier pretexto que al Comisario, y superior de Navarro, se le hubiese ocurrido en el momento.

Cuando Gustabo estaciona descuidadamente el coche frente a la entrada principal de la mansión, propiedad ubicada a las afueras de la ciudad junto a una de las carreteras aledañas y que presume de un diseño ostentoso en exceso, las carcajadas que ambos se permiten soltar prometen más problemas de los que una ciudad como Los Santos puede manejar.

Siguiendo las indicaciones de Freddy, Gustabo aparca el coche en un lugar más discreto por la seguridad del mismo.

—Bueno, pues vamos a ver qué se cuece —menciona Gustabo una vez están fuera del vehículo al tiempo que se despoja de su icónico blazer rosa, optando por dejarlo en la parte trasera de los asientos antes de bloquear el coche.

Por su parte, el Comisario se da el gusto de echarle un mejor vistazo al joven Inspector ahora que éste cuenta con una sola prenda cubriendo la zona superior de su cuerpo; prenda que se ciñe al torso del rubio de un modo que exalta la firmeza de sus músculos sin dejar una sola curva a la imaginación del afortunado espectador.

A pesar de ser un bufón, Isidoro no se ha equivocado al enaltecer la prominencia del pecho de Gustabo; aunque todavía no se le ha presentado la oportunidad de confirmar al completo la firmeza que tanto presume el Inspector, pues se distrajo con el placer de haber atrapado al pequeño ratón en sus fauces hambrientas durante su pequeña intercambio anterior, el contorno de los bien formados músculos, vagamente ocultos bajo la tela oscura, le ofrece al Comisario una buena idea de la exquisitez que le espera una vez obtenida la victoria.

—Oye, Gustabiño —le llama Freddy con su mirada aún puesta en el cuerpo contrario mientras camina en dirección al menor—, ¿desde cuándo el bombón se quita el envoltorio solo? Si para eso estoy yo, neno.

[PAUSA] SUBCOMISARIO GARCÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora