11. Yeonjun

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Me coloqué la mochila en mi hombro sin quitar la vista de la pantalla de mi teléfono. Había más de cincuenta mensajes por el grupo de WhatsApp y no daba a basto para leerlos todos. Desde mensajes basura de Beom, hasta fotos y audios de Yuwon y Mieun. Al principio comencé a leerlos, luego comencé a deslizar leyendo dos o tres palabras.

El último mensaje era Jinie sugiriendo ir a hacer un picnic este fin de semana. Bufé nada más leer eso, ¿tenía que ser ese fin de semana? La entrega de uno de mis trabajos era ese lunes, y me quedaban bastantes detalles. Y qué decir de la estética.

Suspiré, de solo pensar en lo que me quedaba de trabajo ya estaba cansado. Me crucé de brazos apoyándome por completo en la pared del tren, miré por la ventana esperando a llegar al pueblo, exactamente a tres paradas más.

Desgraciadamente, la vida no me estaba sonriendo. No solo el trabajo me tenía estresado, me habían avisado de que tenía examen el miércoles y además había perdido uno de mis aritos. Lo busqué por las clases y camino al tren, pero ni rastro de él. Estaba de muy mal humor, y que mis auriculares no funcionaran de forma decente me estaba volviendo loco. Uno de ellos subía y bajaba el volumen solo, el otro susurraba prácticamente y además venía acompañado de un pitido algo irritante. Necesitaba un aparato de esos nuevos. Ya ni siquiera los dos golpecitos al MP3 funcionaba para arreglar el pitido.

—Perdone, se le ha caído.

Genial, estaba a punto de perder el abono del tren. Lo agarré agradeciendo a la señora y salí del tren respirando hondo. Cerré los ojos, si yo no me arreglaba el día nadie lo haría...

—¿Y esa cara, Yeonjun?

Giré la cabeza de inmediato. Con una amplia sonrisa me saludó. Estaba sentada en el banquito a la sombra de la estación vacía. En sus pies había una mochila que parecía ser de esas grandes y alargadas de gimnasio. Llevaba puesta una gorra negra que me dificultaba verle el rostro, pero no hacía falta que se la quitara para saber quién era. Se levantó de un salto haciendo sonar todas las cadenas de su cuello y muñecas. Agarró su mochila con ambas manos y la subió sobre el banco.

Yo seguía completamente sorprendido de verla allí. Yuwon comenzó a hablar de que el camino hasta allí se le había hecho muy corto y que no le gustaba que hiciera tanto calor para ser principios de Abril. Sacó una botella de agua de su mochila y me la ofreció.

—Ah, no, gracias...

—¿Te comió la lengua el gato? ¿Qué hay con esa cara?

Desvíe la vista y me quité los auriculares, que, aún estando a todo volumen, no servían ni para opacar el sonido de los insectos de la zona.

—¿Qué haces aquí?

Una pequeña brisa movió los dos mechones de su rostro. Se había intentado recoger el cabello en una coleta baja, pero los mechones más cortos de su rostro quedaron libres; tal vez por eso se había colocado una gorra, para retener esos mechones. Se había maquillado, no mucho, pero esa sombra de ojos y ese poco colorete le quedaba especialmente bien. No podía quitarle los ojos de encima.

—Lo puse por el grupo—bebió de la botella un largo trago—Por eso vamos de picnic mañana...¿estás bien? ¿te quemaste con el sol?

Me llevé la mano a la cara, estaba ardiendo y no era por el sol. Me revolví el cabello nervioso. Di un par de pasos y agarré su mochila tras ver que había guardado la botella.

—Ey, puedo llevarla.

Sabía que podía hacerlo, pero era menos incómodo empezar a andar con la mochila asegurándome de que me seguía que estar parado frente a ella colorado como un tomate.

Part Of Me -YeonjunWhere stories live. Discover now