Escritura Número 1/2. -Te amo

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Y ahí estaba. En esa tarde gris de Abril. Había dejado todo por volver a verlo. Había pasado por mucho desde la última vez que lo volví a ver.

Él se había ido, me había abandonado dejándome sola y atormentada por mis demonios. Todos estos años, todo este tiempo y no pude olvidarlo. Se había llevado todo de mí. Tiene mis ilusiones y esperanzas, tiene mi alegría y mis lágrimas. Tiene mi amor y mi odio. Se lo llevó todo...Todo menos mis demonios. Esos me atormentan desde el día en el que había dejado de creer, el día que había dejado que lo que dijeran los demás me hiriera. Pero cuando él llegó... Había callado a todas esas voces dentro de mi cabeza. Me había liberado de sus palabras hirientes y había hecho que lo que dijeran los demás no significara nada.

Y cuando aquella mañana gris y lluviosa lo vi subirse a ese maldito auto sin despedirse de mí... Todo lo que una vez mantuvo en las sombras volvió a ver la luz.

Corrí por él, corrí tras él por la calle y caí sobre mis rodillas, viendo como aquel auto se lo llevaba de mi vida. Lo último que recuerdo de ese día es como se alejaba de mí, mientras la fría lluvia caía, mojando mis mejillas.

Hoy le reclamaría lo que es mío. Quiero mis sentimientos del mismo modo antes de que me los arrebatara de esa manera.

Y yo estaba ahí. Mirándolo a lo lejos. Contemplando como si se me fuera la vida en ello. No había cambiado en absoluto. Su pelo negro y sus ojos verdes seguían siendo exactamente como cuando lo conocí. Su pantalón negros y sus convers rojas, aquel pañuelo negro con lunares blancos en su bolsillo derecho en la parte de atrás de su pantalón. Lleva una remera negra que no llego a distinguir y una campera de cuerina del mismo color que ésta.

Habla con dos personas, y se lo ve muy concentrado en ello. Apenas aquellas personas se van, me armo de valor y me acerco a él. Enderezo mi postura y con la poca valentía que tengo pronuncio su nombre. Se da vuelta, clavando sus ojos en mi.

-No puede ser...-Logro escuchar de sus labios- ¿Qué hacés acá?

-Vengo a buscar lo que es mío

-¿Y qué es eso que buscas?-Pregunta con incredulidad.

-Quiero que me devuelvas mis sentimientos, quiero mi vida de vuelta.

-¿Qué?

-Lo que escuchaste. Quiero todo lo que te llevaste el día que me dejaste. Lo quiero de vuelta y desapareceré del mismo modo que vos hace ya ocho años atrás.

-¿Cómo me encontraste? -Pregunta aún sorprendido.

-Ni siquiera yo se como lo hice.

Lo veo acercarse a mí, levanta una de sus manos y se propone a tocarme. Veo como lentamente la acerca a mi mejilla.

-No hagas esto -Lo detengo- Por favor.

-¿Qué cosa? -Pregunta.

-Esto...no te me acerques por favor.-Le suplico.

-¿Por qué?

-Porque me ha costado muchísimo arrancarte de mi cabeza y creer que me dejaste porque nunca me quisiste, y no quiero pasar por lo mismo.

-No me temas -Dice mientras avanza hacia mí- Nada de eso es verdad.

-¡No!-Grito deteniéndolo en seco y poniendo mis manos frente a mí.

-Te necesito.

-Yo ya no -Escupo sin pensar.

-¿Por qué hacés esto?

-Porque me cansé. ¡Estoy arta! No voy a soportar más nada de nadie.

-¿Y yo que te hice?

-Me abandonaste.

Doy media vuelta para irme pero me sostiene del brazo y tira de mí hasta dejarme atrapada entre su torso y sus brazos.

-No te vayas...Te necesito.

-No...por favor. -Le suplico.

-No voy a permitir que tus demonios te atormenten. No voy a dejarte sola otra vez. Te amo. -Confiesa.

-No te creo.-Digo en un hilo de voz.

-Creeme.-Me afirma mirándome a los ojos. Llevándome a lo más profundo de ellos- Por favor, no me dejes.-Suplica.

-¿Por qué te fuiste? ¿Por qué me dejaste sola? Sabías que te necesitaba.

-No fue mi elección. Tuve que hacerlo.

-No te despediste.

-No podía hacerlo, me sentía morir.

-No tenés idea de cómo me sentía yo.-Y siento quebrarme por dentro dejando fluir involuntariamente las lágrimas.

-No llores.-Me pide mientras las seca con sus dedos.

-Solo dejame ir...-Le pido mientras me escurro de sus brazos- Adiós.-Me despido de él para luego abrirme paso hacia a algún lugar muy lejos de allí y de él.

-Adiós, bonita.

Logro oír su voz en la distancia. Mientras la lluvia se hace presente, al igual que hace ocho años atrás. Sintiendo ese mismo dolor en mi pecho desgarrandome con fuerza. Pero ésta vez puedo sentir su dolor.

Soy yo quien lo abandona ahora. Pero solo necesito un tiempo. Volver a recobrar mi frágil orgullo herido, y así tal vez volver a comenzar.

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