Escritura Número 2/2. -Tengo miendo

38 4 0
                                    

La veía partir y esta vez siento como mi alma cae en picada. Por más que le pedí que no se fuera, y le dije que la amaba, solo se marchó.

Fui un idiota, hace ocho años atrás no tuve el valor de despedirme de ella y hoy no tengo el valor de detenerla.

La lluvia azota contra el asfalto con fuerza y ella camina bajo el aguacero, al igual que aquella mañana.

Me siento morir una vez más. ¡La amo! La amo como nunca amé a nadie. Y estoy permitiendo que se vaya.

¡No puedo ser tan estúpido! ¡Maldita sea! Después de lo que acaba de decirme se aleja de mi de ésta manera tan dolorosa.

Aún recuerdo cuando la conocí. Sus ojos marrones y su melena castaña al viento me dejaron perplejo. ¿Cómo podía alguien como ella estar tan herida? No sé cómo fue que tuve el valor de hablarle... Tal vez fue porque no quería que siguiera llorando. Ocultando su cara entre sus piernas, mientras esperaba algún tipo de esperanza allí sentada en el piso.

¿Cómo fui capaz de abandonarla de esa manera? Juro que no quería hacerlo. Odié la decisión de mí madre. Traté... Hice lo imposible para no alejarme de ella, pero no hubo caso. Aquella mañana en la que me fui, el cielo parecía caerce del mismo modo que ahora. No podía despedirme, no soportaba la idea de verla llorar. No me controlaría y terminaría haciendo un escandalo, una locura.

Pero no lo soporto más. No voy a dejar que suceda lo mismo. Corro por la calle hasta donde está ella. La tomo del brazo y la giro. Sus ojos rojos me parten el alma y sus lágrimas se mezclan con la lluvia.

-No te vayas.-Le suplico- Por favor, no quiero pasar por esto una vez más.

Sus ojos marrones están estupefactos. Nunca la había visto así. La tomo entre mis brazos y estrechándola contra mi cuerpo susurro en su oído.

-Te amo...¡Te amo como nunca amé a nadie y no quiero perderte una vez más! Quiero cuidarte, quiero protegerte de todo lo que te lastima.

-No me hagas esto.-Dice después de un largo rato.

-¡No! No me hagas esto a mí. Te pido por favor que me dejes hacerte feliz. Quiero hacerlo... Te amo y si vos no lo hicieras no hubieras venido hasta acá a buscarme.

-No quiero salir herida otra vez. Te amo, sí... Lo hago. Pero tengo miedo.

-No pienso dejarte...

Me hacerco más a ella y sin preverlo lo beso. La beso de una forma tierna pero con muchísima pasión. Dejándome llevar por lo más salvaje de mi ser.

-Si volves a irte te mato.-Dice mirándome fijamente.

-Nunca lo haría.-Digo- Te amo.

-Yo también.

Y planto un corto beso sobre sus labios, la abrazo y sonrío. Mientras la lluvia a nuestro alrededor se va apaciguando.

--------------------

Pequeñas escrituras...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora