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Iphone de Matías está reproduciendo "Levitando Lento - En Vivo" (Silvestre y La Naranja).









Matías no llegó a caminar tres pasos hacia el interior de su camarín que ya estaba estampando sus zapatos contra la pared.

Ser un cantante talentoso y reconocido había sido su sueño desde muy pequeño, pero ahora que lo había logrado, no se encontraba para nada conforme con la vida que debía llevar gracias a su profesión. Los shows, la gira, la rapidez de su mundo estaban comenzando a marearlo.

Subirse a un escenario le daba vida, pero las largas producciones fotográficas lo sacaban de quicio. Siempre supo que había nacido para ser portada de revista, pero a sus 5 años jamás había imaginado que le iban a poner la ropa más incomoda del mundo y que lo iban a tener parado 4 horas seguidas.

La cara se le había cansado de tanto forzar la sonrisa, sus cachetes ya estaban listos para jubilarse. Le dolía el cuello por las poses, los pies por las plataformas y la vista por las luces que lo encandilaban. Jamás se había inhibido frente a las cámaras, siempre ponía su mejor perfil, dándole al lente lo que esperaba de él. Ahora, en cambio, prefería mantenerse lejos de los flashes y descansar un poco.

Tomó asiento y se miró al espejo para empezar a quitar las capas de maquillaje brilloso sobre su piel. En el reflejo pudo ver que detrás de él, como siempre, estaba Alejo. Firme, con su postura fija, esperando a que le diera alguna orden. En ese momento no tenía ni ganas de pedirle algo.

En realidad, hubiera preferido que Alejo estuviera un poco más descontracturado.

Matías sabe que es cada vez más infeliz con la atareada vida que lleva, que las canciones que compone empezaron a perder sentido hace rato y que incluso, ya hace mucho tiempo que no siente algo real. Todo su éxito fue a costas de alejarse de su familia, de sus amigos, y ahora se encontraba completamente solo. Solo pero con Alejo.

Agradecía que por lo menos su mánager no estaba dando vueltas en ese momento, porque le hubiera pedido que cancele todos sus planes y compromisos de la semana sin dudarlo.

El morocho tras el era su asistente personal, la única persona que lo acompañaba día a día, la única razón por la que nunca estaba solo. Alejo es una persona a la que Matías realmente necesita.

Él es realmente de ayuda, pero por lo que más lo valora Matías es por esos momentos donde está aburrido y no sabe que hacer. Entonces Alejo está ahí para escuchar sus ocurrencias, sus ideas, sus planes. Le ayuda a elegir su ropa, le prepara el baño con sales y siempre tiene su café preferido listo a tiempo. Todo tal cual el quiere.

Alejo hacía su trabajo tan a la perfección que nadie jamás podría cubrir su lugar, y a Matías le apenaba pensar que solamente estaba con el por su sueldo, porque en los últimos meses se había encariñado con el más de lo que debía.

Por eso lo llamaba a cualquier hora y había empezado a tener los caprichos más inusuales del mundo. Había empezado a pedir cosas fáciles de cumplir, pero que le exigían a Alejo tener la atención sobre su jefe todo el tiempo. Igual a Matías no le gustaba pensar en que era su jefe.

También debía agradecerle a Alejo por los momentos donde no lo dejó solo con sus propios pensamientos, cuando su cabeza le jugaba en contra y le planteaba los peores escenarios. Le ayudaba a combatir la soledad y la tristeza, al tenerlo cerca se aseguraba de que jamás iba a cometer una locura.

Tal vez estaba pidiendo mucho porque su asistente no era su amigo, pero le gustaría que fuera un poco menos estructurado como para ayudarlo a olvidarse de que en el último tiempo se había convertido en un producto creado para sus fans al cual controlaban de acá para allá. Se quitó las ultimas piedritas brillosas que tenía sobre su cara y miró al techo, inhaló profundo y pensó en que había un montón de necesidades que no sabía como cubrir.

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⏰ Última actualización: Apr 20 ⏰

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fuera del contrato - souliz (matiweek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora