Capitulo 10

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El sol apenas despuntaba en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados, cuando Jungkook y Taehyung se aventuraron fuera de su hospedaje en Estelaria. Este lugar era conocido por su belleza inigualable, donde el cielo nocturno se encontraba tan lleno de estrellas que parecía que se podían tocar con solo estirar la mano. Pero no era solo la noche lo que los había traído hasta aquí; era la promesa de un día lleno de maravillas y sonrisas compartidas.

Caminaron por las calles empedradas, admirando la arquitectura única de las casas y tiendas que parecían sacadas de un cuento de hadas. Las fachadas mostraban colores pastel y las puertas y ventanas adornadas con intrincados trabajos en madera. Flores de todos colores colgaban en macetas, perfumando el aire con su dulce fragancia.

–¿Te imaginas vivir aquí?,–Preguntó Taehyung, su voz llena de asombro.

Jungkook sonrió.

–Sería como despertar en un sueño todos los días.

Pronto, llegaron a la plaza central de Estelaria, donde un mercado se extendía ante ellos. Puestos de artesanías, joyas, y comida se alineaban en hileras ordenadas, y la música de algún instrumento desconocido flotaba en el aire, haciendo que ambos sintieran como si caminaran al ritmo de una canción mágica.

Taehyung se sintió atraído por un puesto de cristales que capturaban la luz del sol, creando arcoíris danzantes en las superficies cercanas.

–Mira, Kookie, ¿no son hermosos?, –Exclamó, señalando un cristal que parecía contener pequeñas estrellas.

–Muy hermosos, estuvo de acuerdo Jungkook, pero sus ojos no estaban fijos en los cristales. Estaban fijos en Taehyung, cuya sonrisa era más brillante que cualquier joya que pudiera comprar.

Continuaron explorando, degustando bocados de comida exótica y escuchando historias de los vendedores locales. Taehyung se animó a probar un dulce local llamado

–Néctar de Estelaria, una mezcla de frutas y miel que decían estaba bendecida por la propia luz de las estrellas. Su sabor era tan delicioso que ambos se prometieron volver antes de que acabara el día para llevarse algunos a casa.

Cuando el sol alcanzó su cenit, decidieron descansar en uno de los muchos parques de la ciudad. Se sentaron bajo un árbol cuyas hojas brillaban con tonalidades de azul y púrpura, y Taehyung se recostó en el regazo de Jungkook, cerrando los ojos mientras este jugaba con su cabello.

–Podría quedarme así para siempre, –Murmuró Taehyung.

Jungkook solo sonrió, la calidez del momento llenando su pecho.

–Yo también, Tae. Yo también.

Pasaron horas en aquel parque, hablando de todo y nada, riendo y disfrutando de la presencia del otro hasta que el cielo comenzó a oscurecerse y las primeras estrellas hicieron su aparición.

Se pusieron de pie, uniéndose a la gente que se dirigía al observatorio de Estelaria, uno de los principales atractivos de la ciudad. El edificio era una obra maestra de cristal, con una cúpula que se abría para revelar el universo en toda su gloria.

Dentro del observatorio, juntos se maravillaron ante la visión de galaxias lejanas, nebulosas de colores vibrantes y constelaciones que contaban historias antiguas. Taehyung apuntó emocionado hacia una estrella fugaz, y ambos cerraron los ojos para pedir un deseo en silencio.

–¿Puedo saber qué deseaste?,– Preguntó Jungkook, su voz apenas un susurro.

Taehyung le miró, sus ojos reflejando las luces que danzaban en el cielo estrellado.

–Deseé que este día no terminara nunca, –confesó con una sonrisa suave.

Jungkook sintió una oleada de calidez al escuchar las palabras de Taehyung.

–Yo pedí lo mismo,–admitió.

Fue entonces cuando un señor se acercó y les invitó a una experiencia especial una sesión de observación en la gran cúpula del observatorio, donde los telescopios más poderosos les permitirían ver aún más allá, a los confines del universo conocido.

Aceptaron entusiasmados y siguieron al señor a través de las intrincadas pasarelas del observatorio, ascendiendo hasta llegar a la gran cúpula. Mientras el techo se retraía, se encontraron bajo el manto más impresionante de estrellas que jamás hubieran imaginado. La Vía Láctea se extendía sobre ellos como un río de luz, y las constelaciones parecían contar historias de dioses y criaturas míticas.

El señor ajustó el telescopio y les mostró cómo usarlo, y pronto, Taehyung y Jungkook se turnaban para explorar los secretos del Universo. Observaron planetas distantes, algunos con anillos, otros con tormentas furiosas en sus superficies, y lunas que ofrecían paisajes de ensueño.

Cuando Taehyung observó a través del telescopio, su respiración se cortó al ver un cúmulo de estrellas que parecía un lienzo pintado con destellos de luz.

–Es como si cada estrella fuera una nota musical,– Dijo con voz llena de asombro. –Y juntas, están tocando una sinfonía.

Jungkook asintió, emocionado por la poesía en las palabras de su querido taehyung.

–La sinfonía del universo,– agregó, –y nosotros tenemos asientos en primera fila.

.......

El tiempo parecía haberse detenido mientras continuaban su exploración estelar, cada descubrimiento era un nuevo tesoro que añadían a la colección de recuerdos de aquel día inolvidable. Finalmente, el señor les informó que la sesión estaba llegando a su fin. Agradecieron al experto y salieron de la cúpula, sintiendo una conexión más profunda con el universo y entre ellos.

De regreso a la plaza, notaron que la ciudad había cobrado vida de una manera diferente. Linternas flotantes se elevaban hacia el cielo, creando un mar de luces que competía con las estrellas. Se acercaron a una vendedora que les explicó que era el Festival de las Linternas Estelares, una tradición de Estelaria para honrar la belleza del cielo nocturno.

Se les entregaron dos linternas de papel, y con cuidado, encendieron las velas en su interior. Escribieron sus deseos en la superficie antes de soltarlas. Las linternas se unieron a las demás, ascendiendo como constelaciones fugaces, llevando sus sueños hacia las estrellas.

Se tomaron de las manos, sus dedos entrelazados, mientras veían cómo sus linternas se alejaban, y una sensación de paz los envolvió. Aunque sabían que el día eventualmente llegaría a su fin, la magia de Estelaria y la compañía del otro les había regalado momentos que permanecerían con ellos para siempre.

–Gracias por compartir este día conmigo, Jungkook,–Murmuró Taehyung, su voz cargada de gratitud y sentimiento.

–No podría haberlo imaginado con nadie más, Tae,– respondió Jungkook, su corazón lleno.

Y mientras la última linterna desaparecía en el firmamento, ellos sabían que cada vez que miraran hacia el cielo estrellado, recordarían el día en que Estelaria les mostró la infinita belleza del universo y la fortaleza de su amor.



.......

Un nuevo capítulo
Mis bellas lectoras 💞 🥰

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