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El mayor no evitó largarse a llorar por los sentimientos que comenzaron a torturarlo internamente

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El mayor no evitó largarse a llorar por los sentimientos que comenzaron a torturarlo internamente.

Saber lo inseguro que era, el daño momentáneo que pudo causar en Jungwon, su idiotez, la manera en la que hizo las cosas, su confesión tan pésima, lo imbécil que era, todo eso le provocaba dolor.

Sunghoon se sentía tan mal en ese momento a causa de todos sus temores, su baja autoestima y todo lo que le provocaba no ser suficiente para Jungwon.

Tenía miedo de que el mismo lo dejase ahí, con sus sentimientos inconclusos, bajo el mismo cielo gris en el cual se acostumbró a vivir, sin encontrar salida a todo eso que a veces le provocaba nervios, inseguridades o simplemente una sensación de insuficiencia.

Limpió sus ojos, pero eso no bastó para que las lágrimas dejasen de caer.

— P-Perdón... — murmuró, o más bien sollozó. — N-No sabía que ese peluche era tan especial, tan importante... que te ayudaría a dormir y dejar tus patillas a un lado. Ahora yo lo tomé, se lo di a Jake y el idiota lo decapitó.

Bufó molesto, aunque ese tono doloroso se mantenía firme en sus palabras.

Jungwon no negaba lo extraño que era todo, es que era realmente ridícula toda esa situación de ponerse celoso por un pingüino de peluche, pero odiaba ver a Sunghoon así.

Amaba abrazarlo, darle besitos en la mejilla, que el menor tomara su mano, amaba demasiado estar con Sunghoon a cualquier hora del día. Ese pingüinito le fue muy útil, en realidad aún le seguía siendo útil, pero no sabía que Sunghoon realmente correspondería a sus sentimientos.

Y es que aquel peluche fue una salvación para cuando el menor no se volvió a quedar con él por asuntos personales. Ahí volvió a dejar de dormir, pensar muchas cosas en la misma noche y tener hábitos de sueño demasiado desequilibrados. Por eso el peluche logró estabilizar ello mucho más, pero no pensaba que Sunghoon se iba a poner celoso por eso.

Por un maldito pingüino de felpa.

— Hoonie. — atrajo su atención, queriendo hallar su mirada. — No llores.

— Decapitaron a tu pingüino por mi culpa. — sollozó. — Todos saben lo mucho que odio a esa cosa, Heeseung, Sunoo, Niki, hasta Jake y Konon. Todos sabían y todos me dijeron que era ridículo.

El mayor trató de sonreír, buscarle un significado más positivo a ello que solo enojarse.

— No quiero que te sientas inseguro de quien eres. — Jungwon tomó sus mejillas para conectar miradas. — Eres muy hermoso, Hoonie. A mi también me gustas mucho, muchísimo.

Sunghoon dejó de sollozar por un momento.

— ¿Más que esa porquería de felpa?

— ¡Más que esa porquería de felpa! — confirmó entusiasmado. — Aunque Shin no es una porquería, me ayudó mucho a dormir.

— ¿Ves? ¿Ahora con qué vas a dormir? — volvió a culparse. — Soy un idiota.

— ¡No, eres lindo e inteligente! — le reprochó con un puchero. — No estoy enojado si es lo que crees... bueno, no tan enojado. — confesó. — Me gustas demasiado, siempre te veía ser un poco distante conmigo, pero supongo que así eres tú... pensé que yo no te podía llegar a gustar en siglos.

— Obvio que me gustas, eres tan hermoso. — intentó sonreír. — Prometo, de verdad, conseguirte un nuevo pingüino. No volveré a ponerme celoso de nada más.

— Ya tengo a mi nuevo pingüinito. — las manitas de Jungwon acariciaron las tibias mejillas de Sunghoon, las cuales estaban húmedas a causa de las lágrimas. — ¿Quieres ser mi pingüino?

— ¿Me estás pidiendo que sea tu novio?

El mayor se sonrojó. — B-Bueno, si tú quieres considerarlo así... — rió un tanto nervioso. — Quiero que seas mi pingüino favorito.

— ¿Tu único pingüino? — Jungwon mostró su enorme sonrisa hacia el menor, quien amplió su mala mueca a una mucho más adorable.

— Mi único pingüino.

Los brazos de Sunghoon rodearon la cintura de Jungwon, escondiendo a su vez su cabeza en el cuello del mismo para llenarse de su olor, que le traía seguridad y calma. El mayor de su lado acarició sus cabellos y le dio palmaditas en la espalda para tranquilizar ahora ya sus hipidos más sutiles.

— No te vuelvas a comprar un peluche, por favor.

— Mmh... lo pensaré. — contestó divertido. — Porque en realidad también quiero un lobito.

— Jake es como uno.

— Pero me da miedo, así que no. Quiero uno de peluche. — el menor sacó su cabeza del cuello contrario.

Conectar miradas con Jungwon era entrar al cielo, sentirse acogido y querido por alguien especial que podría ser capaz de darle lo más hermoso del mundo.

Tomó su rostro entre sus manos, acarició su piel con dulzura y sonrió arrugando su nariz, contagiando al otro para que hiciera el mismo gesto.

Concluyó todo con un beso en sus labios. Un beso cálido, lleno de ternura y amor, en donde Sunghoon dejó de sentirse como un idiota y Jungwon le entregó la tranquilidad que todos en algún momento vamos a necesitar.

— Voy a golpear a Jake por decapitar esa cosa. — susurró sobre sus labios cuando se separaron.

— No lo hagas.

— No prometo nada, bebé.

Jungwon rió y unió su nariz con la de Sunghoon en un leve beso esquimal.

— Te quiero mucho, mi pingüinito.

La sonrisa en Sunghoon no tardó en ampliarse felizmente.

— Yo te amo, pedacito de cielo.

la historia original es una de mis favoritas, y muchas gracias por el apoyo a la adaptación:3

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la historia original es una de mis favoritas, y muchas gracias por el apoyo a la adaptación:3

冬 𖤘ֹ  𝗉𝖾𝗇𝗀𝗎𝗂𝗇 𝗍𝖾𝖽𝖽𝗒. ʾ ˳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora