Hoy, a pesar de mi inclinación natural por quedarme en casa, envuelta en la serenidad de la compañía de mi padre y sumergida en las páginas de mis novelas románticas favoritas, cedí ante la insistencia de Shion para aventurarnos a cenar en el sofisticado restaurante Akatsuki. Si bien me costaba despegarme de la comodidad de mi hogar, sabía que un cambio de escenario y la risa de mis amigas podrían ser un refrescante cambio de ritmo.
Al entrar en el restaurante, la elegancia del lugar me envolvió. Las luces tenues de las velas danzaban sobre las mesas meticulosamente dispuestas, tejiendo una atmósfera de intimidad y sofisticación. El murmullo suave de las conversaciones se mezclaba con el delicado sonido de los cubiertos y la risa contenida, creando una sinfonía de sonidos que era música para mis oídos.
Mientras hojeaba el menú, con un ligero nerviosismo palpable en mis dedos, me encontré sumergiéndome en este ambiente. Fue entonces, justo cuando comenzaba a perderme en el laberinto de exquisitos platos y sabores tentadores, que él apareció.
Un joven desconocido, con ojos azules tan profundos como el océano, irrumpió en la sala. Llevaba una libreta en la mano y se deslizaba con una elegancia innata entre las mesas, como un bailarín en un escenario. Su presencia parecía iluminar la sala, y por un momento, todo lo demás pareció desvanecerse
-Buenas noches, soy Naruto, su mesero. ¿Están listas para ordenar?- se presentó con una sonrisa que iluminaba su rostro, y nuestros ojos se encontraron. Mi corazón latió con fuerza, y un rubor sutil tiñó mis mejillas. Nunca antes había visto a un hombre tan cautivador.
A pesar de su humilde papel como mesero, Naruto irradiaba una elegancia y sofisticación que desafiaban su posición. Su traje negro, meticulosamente complementado con una corbata dorada, su cabello rubio recogido en una coleta que parecía suave al tacto, y el pendiente que adornaba su oreja izquierda añadían un toque de estilo personal que no pasaba desapercibido. En medio de la elegancia circundante, Naruto destacaba como un faro de autenticidad en un mar de formalidades. Su presencia era un recordatorio de que la verdadera elegancia radica en la autenticidad del individuo.
Mientras tomaba la orden de mis amigas con gracia y eficiencia, mi curiosidad sobre el hombre detrás de esa fascinante belleza solo crecía. Mis dedos tamborileaban nerviosamente sobre el menú, creando una melodía silenciosa de ansiedad. Me encontré divagando, debatiendo si debería atreverme a pedirle su número o alguna red social...
-Hinata, te están preguntando cuál es tu orden- interrumpió Shion, agitando su mano frente a mis ojos sacándome bruscamente de mis pensamientos.
-¿Q-que? - balbuceé, sintiéndome como si hubiera sido arrancada de un mundo completamente diferente.
-Tu orden Hinata ¿qué vas a pedir? - insiste Ten-ten
Mi mente todavía estaba enredada en pensamientos sobre Naruto, pero me obligué a concentrarme en el presente, a volver a la realidad de la cena con mis amigas.-Uhm, sí, este...-dije confusa, hojeando nerviosamente la carta, sintiendo su mirada azulada sobre mí.
-Le puedo recomendar la especialidad de la casa- escuché a Naruto decir, su voz era tan suave y segura-. Solo si lo desea, por supuesto.
-Sí, lo deseo-respondí de inmediato y sin pensar, observándolo directamente. Pero luego, notando el silencio y el asombro en los ojos de Naruto y de mis amigas, me sentí mortificada al darme cuenta de que lo que había dicho podía tener doble sentido-. Ah...este...me refiero a la especialidad de la casa, deseo comer eso-aclaré, cada vez más avergonzada al ver cómo mis amigas luchaban por contener la risa y Naruto trataba de ocultar su diversión manteniendo la compostura.
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Un baile entre clases
RomanceHinata, una joven atrapada en un mundo de lujos y expectativas familiares, encuentra un destello de esperanza en Naruto, un mesero lleno de vida y autenticidad. A medida que su amor florece, también lo hacen los retos que deben enfrentar juntos. Los...