Corazón sin batería

Miraré y no estarás

Sabes, un día miraré atrás y veré las veces que me he equivocado, las veces que la he cagado, las veces que desconfíe de ti y no debí hacerlo. Ahora solo miro hacia delante, esperando que el día que me gire, tú estés cogiéndome la mano y susurrándome al oído, "prométeme que no dirás nada, pase el tiempo que pase", que yo te sonría y te apriete la mano, me acerque a ti y te diga, "te juro que nunca diré nada, pero no me dejes jamás".

Quizás sea yo el que cada día se vuelve más loco por fugarme contigo, por besarte cada segundo, segundo que queda para que tengamos que despegarnos, segundo que ayer tuve y hoy ya no tengo. Segundo que solo quiero gastarlo y pararlo para vivir eternamente en tus labios, esos que sueles pintar para esconder esas marcas que han dejado el tiempo. Un tiempo que no ha sido generoso y mínimamente bueno.

Que el camino que nos lleva a lo que somos, está forjado con rabia, amor, engaños, peleas, llantos, abrazos, lágrimas y frustración, frustración de saber que aunque no me guste ese camino, estoy aquí gracias a él, a todas esas mierdas que me abrieron los ojos y me ayudaron a seguir hacia delante. Con la vista al frente, puesta en tus labios, o en tus caderas, o en tu risa, en tu imperfecta perfección, a mi propio ver.

Sé que te perderé y eso me duele. Después de todo, yo no soy como ellos, yo huyo de la gente interesada, me desprendo con facilidad de esa coraza que nos suele proteger porque no tengo nada que esconder. Las heridas son tan grandes que prefiero mostrarlas antes de que me juzgues para no tener que dejarte con la boca abierta después. Te perderé por contarte esto, te perderé por dejarte marchar, sin ni siquiera rozarte la mano.