012 - Final Alternativo

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Miguel pov's:

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Miguel pov's:

Había dejado a Olivia de una manera horrible, y me estoy sintiendo fatal.

Debes regresar a buscarla...

Mi mente lo analizó por mucho tiempo, hasta que me decidí en regresar a pedirle disculpas, tal vez prefiera a Livia que a ella pero eso no me daba derecho para hablarle de esa manera.

Caminé de regreso a ese parque pero ella ya no estaba.

Saqué mi celular, busqué su numero y marqué.

Buzón de voz...

Marqué varias veces, pero ella no contestó.

— Eres un idiota Miguel... — Me susurré.

Decidí ir a su casa, ella ya debe estar ahí.

Al llegar toqué la puerta muchas veces, por varios minutos.

— ¡Olivia! ¡Lo siento! ¿¡Podemos hablar!?

No contestó.

No me di por vencido, y me dirigí hacia la parte de atrás de la casa, ahí hay una escalera de cuerda con la que puedes subir a su habitación.

Siempre la usaba para escaparse conmigo...

Subí, abrí la ventana y entré.

— ¿Olivia? — La llamé.

Silencio.

Iba a salir de la habitación para ir a la parte de abajo, pero escuché un sonido proveniente del baño.

Me encaminé hacia ahí.

¿Debería abrir la puerta?

En eso siento algo en los pies.

Dirijo mi mirada hacia abajo.

Agua...

Agua roja...

Abrí la puerta rápidamente y me quedé paralizado ante lo que vi.

— ¡OLIVIA! — Grité.

Corrí hacia ella.

Estaba en la tina, desangrándose...

Cerré la llave del grifo y la abracép.

— Hey, hey, mantente despierta, si? Estoy aquí, todo va a estar bien.

La miré, sus ojos entreabiertos, rojos e hinchados.

— Lo siento, Miguel... — Susurró.

Lágrimas brotaban de mis ojos.

— No, no, no, no, no...

La solté y saqué mi celular llamando a una ambulancia de inmediato.

— ¡Una ambulancia, rápido! — Grité apenas contestaron.

Le dije mi ubicación y dejé caer el celular a un lado.

Me quité mi camisa de manga larga, quedándome con una camisa blanca debajo, agarré un de sus brazos llenos de sangre y envolví la camisa al rededor, amarrándolo para impedir que la sangre siga cayendo.

— Miguel... — Me susurró.

— No digas nada, solo... no digas nada.

Estaba desesperado, la ambulancia no llegaba, u su otro brazo seguía desangrándose.

Ella solo me miraba... y yo a ella.

Pero había una diferencia en nuestras miradas.

La mía... horrorizada, aterrada y preocupada.

La de ella... tranquila, pacifica, en calma.

La abracé mientras sollozaba.

— No cierres tus ojos, Liv... no los cierres, yo estoy aquí, jamás te dejaré, todo estará bien...





(...)






Estaba en el hospital.

Me veía terrible.

Tenía mi camisa llena de sangre seca, los ojos hinchados por haber llorado, y unas ojeras terribles.

Mi madre estaba a mi lado, acariciando mi cabello.

Los padres de Olivia estaban en las sillas de enfrente, su madre no había parado de llorar desde que se enteró de la noticia.

— ¿Familiares de Olivia Martínez?

Un doctor salió.

— ¡Aquí! — dijo su madre.

Él se acercó a ellos.

Hablaron de algo que no alcancé a escuchar.

Su madre sonrió y empezó a llorar otra vez.

— Olivia esta bien, Miguel. — Me dijo mi madre que alcanzó a oír el tema.

Era todo lo que necesitaba escuchar para poder cerrar mis ojos y caer en los brazos de Morfeo inmediatamente.

Era todo lo que necesitaba escuchar para poder cerrar mis ojos y caer en los brazos de Morfeo inmediatamente

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𝐼'𝑚 𝑛𝑜 𝑙𝑜𝑛𝑔𝑒𝑟 𝑘𝑖𝑑                                       𝐌𝐢𝐠𝐮𝐞𝐥 𝐌𝐨𝐫𝐚 𝐲 𝐭𝐮́Donde viven las historias. Descúbrelo ahora