Liberación

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Era el día de mi 35 cumpleaños y ahí estaba en medio de un servicio tenso. Con la presión que demanda una cocina de nivel. Como una fábrica de montaje. Estresante, horas y horas de trabajo y apenas había disfrutado de mi. Necesitaba salir de allí. Hacer algo, cumplir el sueño de trabajar para uno, hacer la cocina que me gusta, simple, acertada, sabrosa y de calidad y poder disfrutar un poco de mi vida. Aquel mismo día decidí dejar el restaurante. Hable con mi jefe de cocina y entendió mi posición, me despedí de los compañeros y Salí del restaurante. Cruzar aquella puerta era dejar atrás una vida estresante, emocionante y competitiva pero necesitaba parar, cambiar el chip y dedicarme a mí. Fue una enorme liberación.

Ya llevaba tiempo con la idea de montar un catering diferente, sencillo sin grandes pretensiones, para grupos reducidos, pero eso si con buena cocina, productos de calidad y elegancia. Tenía algo de dinero ahorrado y un local del que estaba enamorado, pero necesitaba una inyección económica y debía pedir un crédito. Por suerte mi relación con la directora del banco era muy buena.nos conocíamos desde hacia tiempo y teníamos mucha confianza. Era una mujer de 45 años. Alta, un poco rellenita, muy guapa de cara, tenía el cabello rubio, largo y rizado. Siempre sonriendo y muy seductora. Teníamos a menudo un jugueteo de insinuaciones que nunca pasaban de eso.la llame y quede con ella para desayunar y comentarle mi idea.

Habíamos quedado en una cafetería cerca del banco. Yo llegue antes y la espere mientras me preparaba el proyecto del catering para mostrarle. Entro por la puerta estaba radiante. Con un pantalón de lino en color beige y una camisa blanca también de lino, desabrochada lo justo para insinuar un bonito escote. Gafas de sol y sonriente como siempre.

Nos saludamos con dos besos cariñosos y un abrazo. Yo ya había pedido el desayuno para los dos. Sabía que tomaba siempre cappuccino y pedí dos. Una tarta de manzana con crema de vainilla para mí y una sacher para ella. Tras hablar de nosotros y de cómo nos iba. Pase a comentarle lo del catering, tras darle toda la información, me dijo que no me preocupara, qué ya lo miraría bien en la oficina y que miraría de hacer todo lo posible, y fue cuando me soltó lo de que a ver cuando le cocinaba algo. Evidentemente le conteste que cuando quisiera, y tardo poco en decirme, ¿mañana?

Me quede pensando unos segundos, sabia q significaba aquello, nunca habíamos pasado de la charla, las insinuaciones picantes. Pero me daba mucho morbo la idea y ella era una mujer muy interesante, hermosa y seguro que con alguna sorpresa que darme.

Perfecto! Le dije. Me dio la dirección de su casa y quedamos a media tarde, así yo podría ir preparando todo lo de la cena y ella insistió en hacerme de ayudante.

La acompañe hasta el banco y nos despedimos con un solo beso en la mejilla rozándonos los labios, mientras yo apoyaba mi mano en su cadera y apretaba ligeramente. Me miro provocadora mientras humedecía sus labios con la punta de su lengua. Ufffff¡¡¡ pensé en atacarla allí mismo. Pero no era lo correcto ni el momento.

A la mañana siguiente Salí temprano a comprar lo necesario. Quería preparar como entrantes un tempura de ostras y almejas a base de cerveza especias, algunas hierbas frescas, bien crujientes. Unas gambas cubiertas de una finísima lamina de tocino ibérico marcadas en la plancha solo con la grasa fundida del tocino y el jugo de las cabezas. Para seguir con un toffe de guisantes y percebes, un plato del gran Berasategui y que a mí me encantaba. Y acabar con unas cigalas asadas sobre un lecho de espinacas y setas salteadas con vinagreta de frutos secos.de postre una mini tarta de pistacho acompañado de un helado de leche de caserío. Ya lo tenía todo comprado y tenía tiempo de tomar un bocado. Me acerque a un bar cerca del mercado donde hacían unos molletes de solomillo. Con el pan tostado, untado en tomate, un solomillo marcado en la plancha bien jugoso, un puré de pimiento verde confitado y unos ajitos fritos y crujientes, qué acompañado de una copita de un buen ribera del Duero eran un momento mágico y que hacía mucho no disfrutaba. Acabe unos asuntos y me dirigí a casa para relajarme un poco y prepararme para salir.

Relatos de un chef ardiente liberación. 1 #wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora