Kagome luchó unos momentos con el cierre de su enorme y abarrotada mochila, hasta que escuchó el sonido forzado que escapó cuando estiró cuando tiró del broche por última vez al cerrarla. En este viaje había traído más cosas de las que deseaba haber traído y cuando su madre le dijo que regresara pronto, esperaba internamente no volver tan pronto como su familia quisiera.
Cuando se lanzó al pozo devorador de huesos sintió aquella conocida energía que la unía a ambas eras.
Pero cuando aquel viaje terminó, se lamentó totalmente de que esta vez InuYasha no estuviera esperándola para ayudar a subir su pesada carga. Si bien habían colocado una cuerda para que ella pudiese emerger con mayor facilidad, seguía siendo complicado.
Mientras sus manos y brazos hacían todo el esfuerzo posible se reprochaba internamente por ser tan tonta...
Se seguía preocupando por aquel cretino que durante todo ese tiempo no había querido decirle su nombre, es más, se la pasaba haciéndole comentarios molestos y groseros.
Sango y Miroku también habían salido ofendidos en el proceso y ellos dos se negaban rotundamente a querer acercarse a la cabaña donde el guerrero se encontraba recuperándose.
Pero allí estaba ella... como una estúpida.
Le seguía llevando comida y él prefería hacerle comentarios imbéciles que la sacaban de sus casillas. En más de una ocasión quiso purificarlo... pero no se atrevía al verlo convaleciente.
E incluso, había ido a su época para traer medicinas y que él pudiera curarse rápidamente para que se marchara en cuanto pudiera.
Al tercer día, Kagome se sorprendió mucho cuando vio que casi todos los huesos del hombre se habían regenerado. ¿Cómo era eso posible? Definitivamente era un demonio bastante poderoso o eso pensaba ella.
Cuando por fin logró salir del pozo respiró profundamente.
—Te gusta la mala vida, Kagome—se dijo así misma cuando la pesada mochila azotó contra el césped, ella se sentó sobre el borde y miró al cielo.
Era un día hermoso...
¿Qué estaría intentando hacer ese imbécil?
Se dio cuenta por primera vez que no había pensado en InuYasha ni un momento. Aquel pesado sujeto había mantenido su mente totalmente ocupada.
—¿Ya habrás encontrado a Kikyo?
No supo cuanto tiempo se la pasó pensando en todo lo que había pasado, hasta que el estómago le rugió, era hora de irse.
Con pesar miró su enorme mochila y de un impulso se la echó a la espalda, estaba segura que esta vez cargaba más de 20 kilos y a paso lento se encaminó de regreso a la aldea de la anciana Kaede.
Bardock sentía todo aquello como una maldita pérdida de tiempo, había perdido la noción de los días que había pasado acostado en esa extraña choza. Sabía que estaba en la Tierra por el tipo de criaturas que le rodeaban... de lo que no estaba seguro es del porqué.
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OBSESIÓN
FanficJusto en el momento en el que el Gran Freezer había lanzado la super nova en contra de Bardock y el planeta Vegeta, algo sucedió... Ahora el poderoso guerrero se encuentra en un mundo del que no conoce absolutamente nada y lo primero que hace al des...