NARUTO HIJO DE LA SABIDURÍA
Capítulo Cinco Parte dos: Entre dos mundos: la mision inesperada de Naruto.
Media hora después.
"Eres estúpido o te haces", Naruto dijo con su tono monótono y una mirada de indiferencia hacia el rey de los dioses olímpicos. En serio, cuántas veces tenía que decir que no estaba interesado en nada que tuviera que ver con el Olimpo o sus dioses.
Y si le van a venir con el cuento de que tu madre es una diosa y es parte del consejo, pues en lo que a él respecta, su madre ha estado muerta durante años y nadie lo convencerá lo contrario hasta que lo demuestre con pruebas sólidas e irrefutables... o hasta que Kurama lo confirme, ya que ese zorro puede que sea muchas cosas, pero un bromista es algo que está lejos de su alcance; literalmente podría decir que su peludo amigo carecía del sentido del humor.
'Porque no pudo ser más como Minato' pensó Athena , ya que en serio en este punto su hijo solo iba a causarle problemas, y eso que ella desconocía que Naruto casi reinicio una guerra entre dos países solo porque se confundió de documento, aunque irónicamente ese mismo error también impidió el reinicio de la guerra, ya que la princesa era una fan de la serie de libros que había escrito.
La misma que originalmente solo había escrito como parte de una apuesta con el sabio pervertido, ya que el difunto invocador de sapos decía que no había forma que alguien pudiera superar su talento como escritor y crear algo superior al Icha Icha Paradise.
Pues digamos que le había demostrado que había alguien capaz de hacerlo y lo hizo sin la necesidad de espiar a las aguas termales como lo hacía Jiraiya, aunque considerando que la suya era una serie de aventuras, fantasía y un toque de terror y no directamente una serie de literatura para adultos, realmente no era como que tuviera la necesidad de recurrir a los métodos de investigación de su padrino/sensei.
Además, de paso también le había servido para que el pervertido se tomara en serio su rol de maestro.
Tres horas más tarde
Templo de Athena
Athena lloraba desconsolada mientras sostenía lo que parecía ser un retrato contra su pecho. Habían sido poco más de media hora desde el final de la reunión con los demás dioses y sin duda estaba muy preocupada por su hijo y la misión que Zeus le había otorgado a Naruto, aunque más que preocupada también estaba destrozada por la indiferencia y hasta cierto punto el desprecio que su pequeño mostraba hacia ella. No solo había sido en la reunión con los dioses, sino también después de la reunión cuando ella había tratado de conversar con él y aunque no se negó, tampoco parecía muy contento de pasar tiempo con ella.
Claro, él respondió todas sus preguntas, pero en su mayoría era cortante y frío, incluso sarcástico en algunas ocasiones, y ya no podía soportarlo más. Ella realmente quería tener una relación madre-hijo con su adorado bebe. Claro, era verdad que tenía otros semidioses, pero Naruto era el único especial y no lo decía por el gran poder que tenía a su disposición, ya que bueno, con la sangre de Amaterasu y el mismo Urano corriendo por las venas de su pequeño, pues era de esperarse que fuera poderoso.
NO, ella se refería a que su pequeño torbellino era el único de sus semidioses que realmente era su verdadero hijo, el único que era su carne y sangre, el único que tenía su icor corriendo por sus venas; todos los demás eran meras creaciones hechas de bronce celestial y una muestra de ADN de los padres mortales a quienes les dio su bendición para hacerlos pasar por sus hijos y todo para que su padre dejara de insistir que debía contribuir con el olimpo de alguna manera.
Además de que también él era su único recordatorio de lo que consideró fueron los mejores años de su vida inmortal y la prueba irrefutable de todo el amor que le tenía a su esposo Minato, el único hombre que había amado y amaría por la eternidad.
Sin mencionar que Naruto también era el único semidiós en la historia de los olímpicos que era hijo de un dios en sus dos aspectos divinos. Puede que ella no fuera un santo de su devoción en este punto y su segundo reencuentro no había sido exactamente como esperaba, pero todo había sido por su culpa, su miedo a que la rechazara cuando le dijera su verdadera identidad, su miedo a que él odiara por no decirle la verdad la primera vez que se reencontraron. Fueron esos miedos los que le impidieron decirle sus verdaderos motivos cuando se encontró con él hace algunos días en las naciones elementales y lo había traído con ella a América.
Al mismo tiempo.
Campamento mestizo
"Perdón, Annie, perdón" Naruto decía con lo que se podría considerar miedo mientras corría lejos de la furiosa Annabeth, quien para sorpresa de Naruto sí parecía capaz de seguirle el ritmo, aunque para ser justos apenas iba a la velocidad de un genin cuando mucho.
"En serio, cómo se te ocurre hacer algo tan estúpido" Annabeth le gritó, ya que si bien en un principio estaba un poco molesta porque la dejó y se fue a la reunión sin ella cuando se enteró de cómo llamó a Zeus estúpido, pues digamos que pasó de enojada a furiosa.
"En mi defensa, Chispita sí es un auténtico idiota". Naruto dijo al estar aún molesto por cómo lo obligaron a participar en algo en lo que nunca tuvo las ganas de involucrarse, especialmente cuando en cada oportunidad que pudo había dicho que no estaba interesado en involucrarse en cualquier cosa que tuviera que ver con el Olimpo, pero de todos modos terminó en medio de una estúpida prueba para que Zeus se convenciera de su lealtad, algo que era incensario después de haber repetido tantas veces que todo lo que tuviera que ver con el Olimpo no era de su interés.
Pero no, ahora, en cambio, tenía una misión para encontrar y devolver el Yelmo de la Oscuridad a Hades, ya que aparentemente, al igual que con el rayo del Pikachu barato, el arma de Hades también había sido robada.
En serio porque siempre terminaba involucrado en cosas en las que no quería tener nada que ver...
Esta historia continuará...
