Capitulo 2

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Llegando de un solo aliento hasta la cima de la colina, Candy se dejó caer entre las matas.


El olor a la hierba fresca le hizo cosquillas en la nariz. Se dio la vuelta y quedó recostada sobre su espalda para ver el casi deslumbrante azul del cielo. Desplazándose, las blancas nubes parecieron tomar la forma de un carruaje que, haciéndose cada vez más pequeño hasta desaparecer de la vista, se había llevado a Annie. ¿Quién sabe si su amiga aún estaría llorando? Candy todavía podía ver la imagen de la niña que, cabizbaja, se había sentado entre los amables señores Brighton. Se esforzó por mantenerlos ojos bien abiertos, por temor que al solo parpadear, aquella imagen podría desaparecer.


-Annie, ¿Ahora si te has ido de verdad? -. Tan pronto susurró aquella frase,todas las emociones que había retenido hasta ese momento, de pronto comenzaron a liberarse, buscando una salida a través de sus ojos. Annie se dirigía a Chicago, una ciudad de la que Candy no había ni siquiera escuchado hablar. Para ella era un lugar casi tan lejano que parecía ser de otro mundo.


-Pronto la colina se cubrirá de flores, pero ya no podremos jugar a perseguirnos... y tampoco podremos pescar o nadar en el río...


La mente de Candy fue invadida por el recuerdo de los días pasados en compañía de Annie: el tiempo en que, mientras hacían guirnaldas con los ranúnculos, habían decidido llamar "Colina de Pony" a esa colina, o cuando jugaban a hacer predicciones sobre mamá y papá, deshojando las pequeñas margaritas con el fin de entender si un día, alguien llegaría para llevárselas.Para Candy, aquella niña abandonada el mismo día que ella, realmente era como una hermana. No importaba lo que hacían Annie siempre estaba cerca.La miedosa y llorona Annie.


-Annie... incluso ahora si alguien se burlara de ti, ya no puedo protegerte,¿Sabes?


Al escuchar sus propias palabras, Candy se estremeció y se limpió las lágrimas. Ya no era necesario correr al rescate de su amiga: ahora ella contaba con unos maravillosos padres.


-Pero soy yo quien ha perdido algo. Ahora no hay quien se disculpe por mí...


Era exactamente así. Annie siempre la defendía : "Señorita Pony, no se enoje con Candy, perdónela, se lo ruego"...


Cada vez que Candy hacía una de las suyas y sucedía que la descubrían,Annie suplicaba de aquel modo a las directoras, de manera que no la reprendían tan duramente. ¿De cuántos sermones y castigos se había salvado a lo largo de los años, gracias a esas intervenciones? Tal vez fue ella la que siempre había necesitado la ayuda de Annie y no al contrario.


-Tengo miedo de lo que me espera...

Candy se volvió a poner de pie, frotándose los ojos con las palmas de las manos. Sin embargo, las lágrimas no parecían estar dispuestas a detenerse.Trató de contener la respiración pero sus ojos continuaron llenándose de llanto.


Oh, suficiente... se ve que he tratado de reprimirlas demasiado... si regreso con esta cara la Señorita Pony y la Hermana Lane se preocuparán... Ah,también tengo que limpiar el gallinero... Está bien, ¡Deseo llorar en este momento todas las lágrimas que tengo!


Habiendo tomado la decisión, Candy inhaló profundamente y empezó a llorar en voz alta, con todas sus fuerzas, gritando. Escuchando como su llanto se extendía por todas partes, las lágrimas comenzaron a detenerse y Candy se comenzó a sentir un poco ridícula.

CANDY CANDY LA HISTORIA DEFINITIVA - KEIKO NAGITADonde viven las historias. Descúbrelo ahora