Capitulo 4

7 1 0
                                        


                        Las salidas 

                           Wendy

El sol de la mañana me pegaban algunos rayos en mi rostro, dejándome con poca visión de la calle. Caminaba a pasos rápidos hasta la casa de mi profesor Black para ir a buscar a Lulu y llevarla a pasear, y estaba llegando un poco tarde ya que me levante de la cama más tarde.

Aunque iba corriendo lo más rápido posible podía sentir el frió de esa mañana por todo mi cuerpo. Unos cuantos escalofríos me llegaban, y eso que llevaba mi buzo negro que me abrigaba bien junto a mis pantalones largos y mi gorro de lana gris.

No estaba tan lejos de la casa, por lo que apure un poco más mi trote para así llegar a tiempo. Lo que no me sirvió mucho, primero porque unas cuantas veces en el camino casi me parto la cabeza por tropezarme con no se que, y la segunda porque apenas llegue a la puerta note que había llegado unos diez minutos tarde.

Genial.

Parada frente a la puerta sentía que el corazón se me saldría por lo agitada que estaba. Antes de poder tocar la puerta me detuve dos segundos para respirar y calmar mi agitación. Inhale y exhale lentamente dejando que el aire de mis pulmones se baje poco a poco.

Ya con la respiración más calmada me digne a tocar el timbre y esperar que alguien me abra. Solo espero que el señor Black no me reclame por llegar tarde, o peor, que su hija me diga de todo. Tiene unos 10 años, pero critica más que su padre, y valla que es mucho. Igualmente es una buena niña.

Pasaron unos cuantos minutos y nadie aparecía, probablemente ya ni me querían abrir por llegar tarde. Y era algo que entendía. Pero de la nada logre escuchar pasos desde el interior que se acercaban poco a poco a la puerta de la entrada. Me acomode rápidamente para quedar quieta sin hacer nada esperando que salgan.

Apenas abren la puerta veo que por el espacio que quedo entre esta se asoma una cabeza rubia pequeña con una mirada de confusión. Era Lila.

—¡Wendy! —salio disparada de la puerta y se abalanzo sobre mi con delicadeza para abrazarme.

—Hola Lila, se nota que me extrañaste —solté alegremente mientras le devolvía el abrazo con el brazo sano.

—La verdad que no tanto, solo me pongo así porque ya era momento que Lulu tenga su paseo.

Bueno, no me sorprende.

Luego de eso ella se separo de mi al instante que se volvieron a escuchar pasos viniendo hacia nosotras. Se quedo a un lado mio con una sonrisa enorme que mostraba todos sus dientes mientras miraba la puerta por donde pasaba su papá junto a Lulu con su correa.

Ella caminaba elegantemente hacia mi todavía a mano de su dueño sin hacer un movimiento brusco ni nada, ese dalmata es lo mas tranquilo y obediente que vi en toda mi existencia. Apenas paso la puerta ella se sentó a un costado de mi profesor en modo de espera.

Este ultimo se quedo viendo a su hija medio enojado por alguna rara razón, y Lila apenas se dio cuenta de que su papá la miraba ella le puso un intento de sonrisa inocente. No sé que pasó pero después de eso ella salió disparada hasta el interior de su casa sin pensarlo dos veces.

Ya no entiendo nada.

—Buenos días, señorita Turner.

—Hola profesor, oiga lamento llegar tarde. Es que me quede dormida, prometo que no pasara de nuevo —solté todo con la respiración agitada y tratando que no me eche por llegar tarde.

—Descuide señorita —después de que dijo eso sentí que el aire de mis pulmones salia ya tranquilo—, se la dejare pasar solo porque está con el brazo roto.

Un graffiti distintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora