La primera vez que me dijo su nombre

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Había salido a buscar algo para darle de comer y algo para curar sus heridas, estaba segura de que no vendría conmigo por su cuenta. Era orgulloso, terco y más que nada me odiaba.

Hice un esfuerzo por no cruzarme con nadie por el camino, no quería preguntas y menos un castigo por haber bajado a las bodegas. En una cesta metí todas las cosas que necesitaba y bajé corriendo las escaleras, busqué a Frederic y puse mi mejor sonrisa para él.

— Tráeme a mi esclavo, requiero de sus servicios — ordené.

— En unos minutos señorita — respondió haciendo una reverencia.

Esperé impaciente en la fuente por al menos veinte minutos. Sabía que si lo veían suelto lo golpearían de nuevo, así que le pedí que me dejase amarrarlo una vez más. Al parecer entendió mis pensamientos porque me dejó hacerlo y esperaba que nadie notase que lo había soltado.

Cuando por fin lo trajeron lo lanzaron frente a mis pies y los guardias se retiraron. Me miró una vez más con rabia y con el orgullo herido. Hasta ese momento no me había dedicado una mirada que no fuera esa.

— Siéntate conmigo del otro lado — intenté ser gentil —, por favor.

Vi el asombro en su mirada al oír mis últimas palabras, levanté la tapa de la cesta para que viera lo que había dentro, tragó saliva y asintió siguiéndome al otro lado de la fuente, donde cualquiera que mirase no podría vernos. Le di comida y agua, mientras lo contemplaba en silencio. Lo habían bañado y vestido para mí, también le habían acomodado el pelo que en realidad le lucía mucho mejor cuando estaba despeinado. Le daba un aire salvaje que combinaba mejor con él.

— Lo siento mucho — dije llamando su atención — Empecemos de nuevo, soy Anneker.

Le tendí la mano y la miró por varios segundos, pensé que iba a ignorarme una vez más pero para mí sorpresa suspiró con gesto cansado y tomó mi mano.

— Drensak.

Tal vez no debí empatizar con él, tal vez debí ignorarlo como ignoraba todo lo que pasaba a mi alrededor... pero en realidad tiempo después me di cuenta que jamás podría arrepentirme de él. De nosotros

Mi primer esclavo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora