By Adam
—Oye, Adam ¿Podrías ayudarme a bajar estas últimas sillas?—chilló Heidi, desde una esquina de el patio del establecimiento. Temblaba de frío por el uniforme un poco descubierto que llevaba, usaba falda corta y algo hacían las calcetas largas hasta sus rodillas, yo también tenía frío pero se notaba menos, de lo contrario a ella, yo llevaba pantalón y una camisa de maga larga. Era bastante la diferencia entre el uniforme de la pastelería entre una chica y un chico. Sin mencionar que llevaba puesta mi chaqueta negra de cuero favorita, era una chulada y un regalo de mi hermano. Lastima que algunas personas, como el viejo amargado de Habermman nunca sabrán apreciar una bella prenda cuando la ven. Antes de comenzar con los clientes seguro me haría quitarmela.
Sentía lastima por Heidi, pero, ¿A quién se le ocurría salir de su casa sin un suéter abrigador? el clima era un completo bipolar en estos días. Durante la noche y en la mañana llegaba un frío de cojones, pero en la tarde hacía un calor de los mil demonios. Una repentina brisa sopló por todo el lugar e instintivamente cruzó los brazos sobre su abultado y gran pecho abrazándose a sí misma, frunciendo el ceño igualmente. Pero por dios!.
—¡Sí claro, ya voy!—grité un poco desde el lugar en donde me encontraba y fui hacia ella. Cuando llegamos, eran las 8:30am para que todo estuviera listo a las 9:00 para abrir la pastelería, el señor Habermman llegaba después, él solo administraba el dinero y nos supervisaba constantemente, pero el tiempo era suficiente para limpiar a gusto y sin apuraciones.
—¿Algo más?—respondí cansado y respirando pesadamente cuando terminé de bajar las últimas sillas, pero Heidi seguía limpiando las mesas. No era por nada, pero, o las sillas estaban demasiado pesadas como si estuvieran hechas con el metal más pesado del mundo o en verdad necesitaba hacer ejercicio.
—Supongo que ya está todo listo para abrir la pastelería, el señor Habermman no tarda en llegar ahora. —asentí con la cabeza ante su afirmación y me fuí a preparar.
De primera, me puse unos zapatos adecuados, no los tenis estropeados que todos llamaban. Siempre los llevaba a todas partes, eran mis favoritos, pero en este caso no serían ciertamente los adecuados. Por otro lado y no tan entusiasmado, me llevé la corbata que tanto odiaba al cuello. Sabía que Habermman no tenía buen gusto ni percepción de la moda actual pero con esto se había pasado.
Heidi y yo casi nunca cruzamos palabra, en excepción laboral claro, ella siempre se ve tan extrovertida por su apariencia, por su cabello rubio platino peinado alegremente con dos coletas a los lados de sus orejas combinadas con un lazito y sus mechones rosados, pero a mi perspectiva, es muy callada cuando estamos en tiempo laboral libre y pasa desapercibida ante todo. Es curioso, porque cuando su turno inicia, se ve obligada a abandonar su parte antisocial y así convertirse en otra persona diferente, mucho más social si me lo preguntan, más divertida, bromista, y con un poco más de humor entre sus comentarios, hasta me atrevería a decir que se vuelve coqueta con los clientes varones, pero claro, todo sea para brindar un buen servicio ¿no?.
—Eh, chavales, ¿estáis ahí?—una voz ronca y familiar me llegó al oído.
—Sí, Jefe... buenos días. —respondió Heidi al instante y se posó en la entrada de modo que la viera, Habermman como siempre, puntual.
Salí de trás de ella —Buenos días, Habermman.—murmuré.
—¿Qué tiene de buenos cuando últimamente la tasa de clientes ha disminuido un 30% ¡estas últimas semanas!?.
Lo último lo remarcó demasiado. Era una costumbre verlo quejarse todos los días, pero en esta ocasión, el cabreo del jefe no duró tanto como lo suponía, repentinamente cambió de fauces y casi parecía entusiasmado.
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Bad Thoughts [by Adam] (Muñeco by Sarae)
Teen FictionÉste libro explorará las emociones y relaciones en el universo de "Muñeco" by Sarae, centrándose en la historia no contada de Adam, compañero de trabajo de Bill Kaulitz. Se adentrará en sentimientos prohibidos y atracciones que desafían las convenci...