2. La espera es desesperante

2 0 0
                                    


Morphy se despertó en su solitaria y aburrida habitación. Le llevó unos segundos recordar qué había pasado la noche anterior; no era la primera ni la última vez que se quedaba dormido jugando con Zagreo. Cerró los ojos por un momento y se recostó en la cama. Llevó su mano a su rostro y la apretó. Para bien o para mal, había tenido un sueño húmedo, solo que no quería recordar con qué asqueroso ser humano había soñado.

Se levantó de la cama y se dirigió al baño para hacer su aseo personal. Al salir del baño con su mascarilla ya puesta, pudo observar el desastre de la noche anterior. La consola seguía encendida y conectada al enorme televisor en la pared de su habitación. Para su sorpresa, su teléfono estaba tirado y aún en llamada con Zagreo. Sonrió inconscientemente y aclaró su garganta antes de recoger su celular.

-¡Buenos días, mi amor!- Sabía perfectamente que los hermanos de Zagreo estaban al otro lado y, para su fortuna, ellos sí eran seres vivos decentes y ya estaban despiertos. Si tenía suerte, el ruido sería suficiente para que lo escucharan. Morphy solo pudo reír en voz baja, esperando a que Zagreo respondiera.

-¿Qué demonios?- En lugar de la voz molesta de Zagreo al otro lado del teléfono, solo escuchó a una chica, la hermana de... Morphy parecía más ocupado pensando quién rayos era la chica con la que Zagreo había estado hablando toda la semana, y aún más, ¿cómo se llamaba la hermana de esa chica?

Mientras seguía tratando de recordar el nombre, finalmente pudo escuchar lo que tanto esperaba.

-¡Ey, Morph! ¿Qué tal? No puedo creer que nos hayamos quedado dormidos así- Así que Zagreo estaba con una chica. Por un momento, pensó que sería su actual novia, pero eso sería tratar a Zagreo como un buen hombre. La voz de la chica no coincidía, y aún más extraño, ¿qué rayos pasó anoche?

-Zag... ¿Qué demonios hicimos ayer?- Sin rodeos sobre la chica u otras cosas, eso era lo de menos en ese momento. Su horrible hábito de sueño comenzaba a pasar factura. Era claro que no había tomado y tenía suficiente conciencia para ir a la cama por su cuenta.-Que yo sepa, tenía una cita con Isabella. Mis hermanos estaban en una fiesta por la inauguración de la compañía de mi hermano y eso. Me llamaste a media sesión de acción con Isabella y nos quedamos jugando. Por lo que veo, tu memoria está muy mal. Espero que no repruebes los exámenes.

Como si fuera iluminado, todo lo de la noche anterior volvió. Y bueno, realmente no fue la gran cosa... Zagreo era tan predecible que Morphy sabía perfectamente cuándo estaría con una chica. Antes lo hacía para molestarlo, pero al parecer, a él poco le importaba.-Mmm, entiendo que eres un idiota. ¿Quién dice 'por lo que veo' cuando estás en una llamada? Como sea... Es tarde... es muy tarde...- La cara de Morphy comenzó a decaer y casi se podría decir que se tornaba oscura. Al otro lado de la línea, Zagreo apretó fuertemente el celular y empezó a sudar.

Casi al mismo tiempo, ambos colgaron y se apresuraron a vestirse. Por el lado de Morphy, su uniforme estaba impecable y su chofer lo llevó lo más rápido posible.

Cuando Morphy llegó a la escuela, notó que de puro milagro había llegado más rápido que Zagreo. Al entrar, notó que muchos de los chicos estaban en la ventana observando. No era chisme (bueno, sí lo era, y mucho).

Se asomó junto a los demás. Una chica estaba en el patio arrodillada y en medio de un corazón de rosas. Demasiado cliché para él realmente. Aquella estupidez era un regalo para una chica de 4º semestre. Era lindo... en parte. Sería aún mejor si fuera a mitad del curso escolar o al final. Como sugerencia. Al voltear, la maestra estaba en su escritorio enojada y, para su sorpresa, ¡Zagreo! Realmente creía que llegaría más tarde.

A mitad de la segunda clase, un chico junto a una hermosa chica habían entrado juntos. Ambos estaban llenos de barro encima. Algo tonto, especialmente por la mañana. Si había algo que le gustaba contar de su escuela, era sin duda las cosas raras que pasaban en aquel lugar.Volteó su rostro para ver a Zagreo un segundo y se quedó pensando, sin notar que la clase terminó y nunca prestó atención. Parecía que al final lo de Zagreo sobre reprobar podría llegar a ser real.

Cuando la campana sonó, Morphy agarró velozmente a Zagreo del brazo y se lo llevó. No quería hacerlo, pero no tenía de otra porque entre esa multitud fácilmente podría perderse. Morphy no podía negar que amaba esta parte, pues la cara de incomodidad de Zagreo lo valía. Cuando por fin fue su turno en la cafetería, se fueron a la piscina y, para su sorpresa, había algunas otras personas.

-Me agrada el lugar. Estoy pensando en meterme a natación. No me haría mal y creo que te serviría mucho más a ti que a mí, Morph.- Zagreo no estaba en muy mala forma. Por algo cada mujer y hombre querían estar con él. A diferencia de él estaba Morphy, que era bastante delgado, y no de la forma linda.

-No lo sé, me moriría apenas nade un metro.- Le dio una mordida a su sándwich y se tocó la oreja, algo que hacía seguido porque a veces los aretes le hacían cosquillas o se sentían incómodos. Esta vez no pudo sentir nada en su oreja. Quitó su mano velozmente y se quedó con la mirada baja. "Perdí el arete... perdí el maldito arete", pensó Morphy.

-Hahaha. No lo dudo. Por algo te digo que deberías hacerlo.- Cuando paró de reír, se giró para ver a Morphy y pudo observar cómo se despegaba del mundo, otra vez... -No hay forma de que te den pastillas para tu problema de TDA?- Aprovechando que su amigo se había distraído, logró darle una mordida al sándwich que este tenía.

Al fin, Morphy había salido de aquel trance al escuchar la estupidez que había dicho su mejor amigo. De alguna forma lo reconfortaba, era solo un arete; seguro lo dejó en casa. -Una cosa es ensoñación excesiva y otra es TDA, no todo es autismo, TDA y ansiedad, ¿sabes?- En ese momento hubiera querido que se lo tragara la tierra, pues había alzado la voz y ya sentía las miradas de los demás. Al voltear a ver, notó que a nadie le había importado. -Supongo que si estoy alucinando- soltó un suspiro y observó cómo Zagreo se reía. Debía admitir que era contagioso.

-Muy bien, soy un inepto fortachón que no es listo en nada, entendí mi estereotipo, gracias, Morph.- Para cuando Morphy volvía a comer su sándwich, notó que solo quedaba un trozo minúsculo en este. Con una mirada amargada y con la cara de incomodidad más exagerada posible, se volteó a ver a Zagreo. -Oye, no me mires así, mi hermana cocinó hoy, digamos que no es su fuerte.

-Al menos te hace algo de comer, yo tengo que quedarme en esa interminable fila para comer algo- A este punto poco le importaba gritar; ya había notado que para su suerte, cada persona estaba en lo suyo y hasta parecía que la gente gritaba más duro que él. -Pronto sonará la campana, vámonos, Zag, estoy seguro que te mueres de ganas por ver a tu amada Isabella- Ese era un chiste cruel, aunque era dirigido a Isabella, Morphy no podía creer que la chica más guapa y lista del salón cayera ante un infiel y mujeriego.

-Haha, solo fue cosa de una noche, no estoy saliendo con ella. Lo que me da miedo es que su hermana lo descubra; si ella lo sabe, muy posiblemente haría que dejara de ser líder del club de soccer.- Zagreo se levantó y se estiró un poco, dándole la mano a Morphy para que se levantara igual. -Vamos, princesa, que según tú hay prisa. Yo no quiero ir; por los pasillos siempre hay unos otakus que hablan de la religión a una paloma.

Morphy no pudo aguantar y empezó a reír; lo más cercano que hay a su risa es una foca, algo que hacía que esa risa fuera tan contagiosa para Zagreo.

Al final, ambos se fueron de aquel lugar tal y como llegaron, juntos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 22 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Horas atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora