𝟏𝐞𝐫𝐚 𝐜𝐢𝐭𝐚 (parte 2)

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Dicen q se está por terminar mha, jaja

En términos de soportar, no estoy soportando.

Tal vez si se pasó un poquito en invitar a una cita a su futuro compañero de trabajo, el cuál va a tener que ver de mala gana todas las mañanas hasta terminar su jornada si es que la salida sale mal

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Tal vez si se pasó un poquito en invitar a una cita a su futuro compañero de trabajo, el cuál va a tener que ver de mala gana todas las mañanas hasta terminar su jornada si es que la salida sale mal.

... Si, seguramente tendrá que renunciar después de una semana.

¿Pero que podía hacer? Ya estaba en el lugar acordado, en un cafetería de por ahí para poder merendar algo y hablar de... No lo sabía, algo se iba a ocurrir tarde o temprano.

No lo mal intérpreten, Yamada juró serle fiel a su esposa hasta que la muerte los separe y bla bla bla, pero fue ella quien se murió primero, así que estaba en todo su derecho de poder buscar a otra persona a quien amar y hacer el mismo juramento.

... ¿No es así?

¿Pero cómo se lo tomarán los niños? Digo, Eri aún pregunta por su madre antes de dormir. Seguramente Shinso sigue abrumado por su muerte.

¿No está siendo un poco egoísta con sus hijos? Pero el también tiene el poder de estar con otra... U otro. ¿Está haciendo lo correcto? ¿Por qué carajos está dudando ahora de sus acciones?! ¡¿Por qué invitó a salir a aquel profesor en primer lugar?!

– Hola, perdona por la tardanza. El tráfico a esta hora suele ser terrible. – Fue ese saludo el que hizo despertar a Yamada de sus raros pensamientos. – Yy ¿Ya pediste algo?

– Oh, no. Aún no pedí nada. No me gusta comenzar a comer si la otra persona no está. – Habló tímido, fingiendo una pequeña sonrisa en su rostro para demostrar que se sentía cómodo en aquel lugar, aunque en el fondo sentía una verguenza inmensa.

– No me digas eso, vas a hacerme sentir mal por llegar tarde. – Soltó un par de risas, lo cuál hizo sentir calmado al contrario. – Bien, déjame compensartelo. Pide lo que quieras y yo pago.

El de cabellos rubio se quedó perplejo con tales palabras, pues le pareció muy amable de su parte... Demasiado amable.

Y también le favoreció ya que no traía tanto dinero consigo mismo.

– ¿Estás seguro? Digo, yo te invité a la cit- ¡juntada de compañeros de trabajo! – Mierda, casi. – C-creo que yo debería pagarlo y--

– Yamada. – Lo llamó por su nombre antes de que sacara su billetera del bolsillo. – ... Insisto.

Estaría mintiendo si no les dijera que el rubio sintió 'maripositas' al escuchar su nombre salir de aquella bella, ronca y gruesa voz.

Hizo caso al pelinegro, obviamente.

En unos pocos minutos ambos se pusieron a hablar de cualquier cosa que se les pasaba la mente; Gatos, gusto musical, películas, familia, cosas de su epoca de adolescente, etc.

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⏰ Última actualización: Jul 03 ⏰

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