🎀

701 42 12
                                    

en los aires de los dieciocho, la vida te incita a probar cosas nuevas. ciertamente, ya hay algunas cosas que uno puede comprar sin un dni falso. agustín ya había probado todo eso, y quería pasar al siguiente nivel. 

a una semana de su “último último día”, arregló con sus compañeros comprar tussi; la cocaína rosada, esa droga de moda que se oía en canciones y todos nombraban. y él no podía quedarse atrás, ¿no? 

agustín asistía a un colegio de buen nivel y bilingüe. usaba un uniforme precioso, las aulas tenían aires acondicionados y televisores y la cuota era demasiado cara para cualquiera. sus padres podían pagarla, y eso le daba cierto estatus. en general, entre sus compañeros, era el que en mejor posición social estaba; tenía la casa más grande y lujosa y siempre invitaba las bebidas en el boliche. era normal ver su celular, en “mercado pago” un millón de pesos, dos millones. el dinero que sus padres le daban para el mes, para que se divierta. 

tener dinero no te convierte en estúpido, pero muchas veces está asociado al sentirse “poderoso” sobre los demás y creer que uno tiene todas las cosas claras cuando no es así. eso sucedía con ruberto, se creía un master en la vida, cuando en realidad no tenía ni idea de cómo era esta fuera de su nube de privilegios. 

en base a esto, podemos comprender cómo es que no le pareció raro que el tranza lo invitara a su casa a “probar” la droga para comprobar si era buena o no, aparte, ¿cómo iba a saberlo? ¡agustín jamás se había drogado! y en esa falsa viveza de él, arregló verse después del colegio con “juan”, para poder probar el polvo rosado y ver si era bueno para compartirlo con sus amigos o no.

[...]

era un bonito viernes de verano, el sol golpeaba la cara de agustín y hacía que sus ojos marrones resalten más todavía. era la última hora y se encontraba jugando al truco con sus amigos, esperando a irse.

“noventa lucardis, eso me salió. pero dijo que me la dejaba más barata…” le comentaba ruberto a su mejor amigo, claudio.

“si, que se yo. no me fijé los precios, pero noventa lucas no es nada. ¿vas a ir a la tarde a probarla? “ le preguntó el morocho mientras mezclaba las cartas.

“si… ese juan me dijo que vaya y pruebe. re buena onda, ¿no?” respondió agustín con una sonrisa en su cara.

claudio le acarició su muslo interno, y un poco más. quizás, una caricia desubicada.

“no dejes que te toque, eh. esto es mío.” dijo mientras pasaba su dedo por la entrepierna de ruberto, sacándole algunos jadeos.

[...]

de un momento a otro, se encontraron en uno de los cubículos del baño del colegio comiéndose la boca y tocándose de formas en las que los amigos no se tocan, pero a esa edad, ¿qué importan las etiquetas?

claudio metió su mano en el pantalón del chico y lo deslizó por debajo de su bombacha blanca hasta llegar a su intimidad. torturaba su clítoris mientras le besaba el cuello, y ruberto se mordía el labio para no gemir alto y delatar lo que estaban haciendo.

agustín se sentó en la tapa del inodoro y claudio le quitó sus pantalones. se metió entre sus piernas, arrodillado ante el contrario, y plantó varios besos en su intimidad. 

“sos re lindo, chino. dame bola, dale…” dijo echeverri mientras le besaba el muslo interno con cariño.

ruberto sólo le devolvió una sonrisa y una caricia en la mejilla. claudio le bajó su ropa interior y comenzó a atacar la húmeda vulva del contrario con lamidas y besos. agustín se tapaba la boca y arqueaba la espalda, apretaba al diablito entre sus piernas para que no deje de darle placer y con su mano libre le tiraba del pelo. 

𝗍𝗎𝗌𝗌𝗂 » 𝖼. 𝗅𝖾𝗆𝖺 & 𝖺. 𝗋𝗎𝖻𝖾𝗋𝗍𝗈 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora