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la vida de agustín había cambiado mucho desde ese día. sus padres se enteraron de su embarazo y lo corrieron de la casa, no por estar embarazado, sino, al enterarse de quién era el padre. 

sus sueños de estudiar en la UCA, recibirse y trabajar en la empresa de su padre se quedarían por siempre en su mente. sus cafés starbucks, la ropa cara, las casas con varias habitaciones y los números ridículos en su billetera virtual, todo a la basura. 

aún así, agustín no se sentía triste…

cuatro años habían pasado, y como bien dijo cristian, eran dos nenes: martín y román. ambos altos, delgados y con esos ojos característicos del menor. bien portados, cariñosos, unos hijos excelentes.

[...]

como todos los domingos, cristian preparaba un asado para compartir en familia. agustín lo miraba, reposado en el marco de la puerta. sin querer se había encariñado, y al final terminó entregando su corazón. tampoco le quedaba otra, ¿no?

“y encima su amor, se parece mas a ti…” cantaba el mayor. al notar la presencia del otro fue corriendo a abrazarlo y hacerle upa. tan cargoso como siempre.

“¡cristian! ay, ¡salí! tenes olor a humo y a chivo.” se quejaba agustín entre risas.

cristian sonreía como atorrante y lo llenaba de besos. “poco te importa eso, gordito. ¿me preparaste la ensaladita de rúcula que te dije?” preguntó.

“es un asco eso, vos solo comés.” le respondió agustín frunciendo su ceño.

el contrario hizo puchero. “dale, no seas malo. después te pido helado de menta, ¿si?” sugirió.

ruberto le acarició la mejilla, sintiendo como la barba de hace unos días de cristian le raspaba la palma de la mano. en realidad le encantaba como le quedaba, pero le daba vergüenza decirle. sonrió levemente y lo besó con ternura, saboreando el vino tinto que el mayor había estado tomando. lema lo tomó de la cintura y le agarró el culo, provocando que el mas bajo de un saltito y le saque la mano de ahí.

“no te desubiques, están los chicos…” lo retó.

“que aprendan a ver como se hace un bebé, educación sexual se llama. no se si sabías vos, te lo explico si querés.” contestó sarcásticamente el mayor.

[...]

los dos niños se habían ido a la plaza a jugar con sus amigos, dejando a ambos con un poco de privacidad por un rato. se habían acostado en el sillón a mirar casados con hijos, compartiendo un pucho. 

“¿me das? sos igual con el mate, lo usas de micrófono, pendejo.” reclamó el mayor.

agustín río y se le subió encima, para luego soplarle el humo en la cara de forma burlona.

sin embargo, cristian miraba otra cosa.

mientras ruberto le ponía el pucho en la boca, el mayor le masajeaba las tetas sin vergüenza alguna. tomó el cigarrillo entre sus dedos y le quemó el brazo repetidas veces, el contrario se aguantaba gritar pero se le caían las lágrimas. 

“¿te gusta? yo se que a vos te gusta que te haga doler, te encanta.” dijo cristian, apagando el pucho en la mesita ratona. 

agustín le pegó un cachetazo y, tomándolo de las mejillas, lo besó bruscamente. chilló un poco cuando el mayor mordió su labio y lo hizo sangrar, pero se la devolvió, claramente. 

cristian cambió de posición, ahora él estaba arriba. con ambas manos estrangulaba al menor, quién le rasguñaba los brazos hasta hacerlo sangrar.

𝗍𝗎𝗌𝗌𝗂 » 𝖼. 𝗅𝖾𝗆𝖺 & 𝖺. 𝗋𝗎𝖻𝖾𝗋𝗍𝗈 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora