- Harper - 6

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Darme esa noticia definitivamente mejoró mi humor, pero aumentó un poco mi dolor de cabeza.

¿Ella se quedará unos días aquí?

¿Qué pensará de mí? La última vez que me vio con la abogada Stella me trató horrible, como si fuera una persona que se acuesta con sus jefes, bueno, en parte es cierto.

Desde la noche con la abogada Deborah no he respondido sus mensajes, de alguna forma se enteró que estuve en el hospital y quería venir a verme, pero no quiero que Stella sepa que me acosté con ella.

También me mandaron mensaje Gigi y Jeremy preguntando por mí, ellos pensaban que había faltado, pero les comenté que no me he sentido bien y que el doctor me mandó reposo, con eso ya no hicieron más preguntas, aunque si me dijeron que teníamos que salir a cenar un día para ponernos al corriente.

Pasan las horas y Stella me llama para que la ayude con unos casos. No me quiere decir, pero si se le juntó el trabajo al yo no poder trabajar al ritmo que llevaba.

-Debemos pasar por las cosas para la cena – agarra sus cosas – Ali va a llegar más tarde, pero quiero tener todo listo – se mete al auto.

-¿Qué cosas le gustan a la abogada Alisson? – frunce el ceño y de inmediato lo relaja.

-Le gustan las pastas, verduras, vinos – hago mi nota mental para no olvidar esos detalles – No es una persona especial con la comida, pero si le gusta que todo sea hecho en el momento, pero le gusta más hacer la comida acompañada – me mira de reojo y sigue conduciendo.

-Sé que va a sonar un poco ilógico, pero me acuerdo de una receta riquísima, definitivamente deben probarla – voltea a verme y sonríe.

Llegamos al supermercado y hacemos una mini despensa para que todas podamos convivir estos días, también aprovecho para agarrar los ingredientes de mi receta secreta y el postre que de seguro le va a encantar.

Stella no me dejó pagar, no le pude decir más ya que me dijo que se lo iba a cobrar de otra manera, sé que estaba jugando por la forma en la que me lo dijo. Sigue de coqueta, pero ya no ha intentado ni siquiera tener algún tipo de contacto físico, cosa que agradezco ya que no quiero que se malinterpreten las cosas.

-Voy a estar en mi oficina – dice poniendo las bolsas en la cocina – tengo unos asuntos pendientes, me avisas cuando llegue Ali para que hagamos la cena – se va a su oficina.

Hora de empezar a hacer mi lasaña. Acomodo las cosas en la alacena y dejo en la barra de la cocina mis ingredientes, la carne, queso, especias y la pasta.

Tengo entendido que es muy temprano así que tengo tiempo de hacer la cena para que cuando la abogada llegue esté todo listo.

No sé porque el hacer esta cena me emociona mucho, no es tanto la cena sino para quién le voy a cocinar.

Empiezo a poner la pasta en la olla ya que es lo que más se tarda en hacer. Agarro un bowl para poner la carne y las demás especias, las dejo marinando. No entiendo cómo es que me acordé de esta receta, pero definitivamente debo anotarla, busco una libreta y lo anoto.

Siento una mirada penetrante pero no volteo ya que en verdad estoy muy concentrada para que esta comida quede rica, siento unas punzadas en la cabeza y me toco la cabeza, otra vez me siento mareada, pero lo ignoro y sigo cocinando, sonriendo por lo bien que se ve todo.

Termino con la carne y la dejo en la sartén, hago la salsa aún con un poco de mareo. Agarro la salsa y cuando voy a ponerla en la sartén siento cómo todo empieza a dar vueltas, antes de que pueda caer unas manos agarran con fuerza mi cintura alejándome de la sartén caliente. 

Mi estrella perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora