Cuando Ong Minseo vuelve a retomar sus clases fuera de casa puede sentir como su corazón bombea con fuerza, sus manos sudan y su mente imagina millones de escenarios fatídicos.
Pero sabe que sus mejores amigos, Han Seojun y Lee Suho, junto a su mejo...
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« — Gracias, Mei Qi... gracias por cuidar a nuestra hija. »
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" Los cuatro chicos ahora con diecisiete y dieciséis años, salieron como de costumbre, hasta que se detuvieron en un puesto a petición de Minseo y Seyeon, ambos veían con emoción los distintos accesorios que la amable señora vendía.
— Oh, miren estas, ¡son lindas! — exclamó Seyeon tomando cuatro pulseras en forma de cadena.
— ¡Llevemos esas! — aportó Minmin con emoción, tomando una de aquellas plateadas pulseras, el chico Yoon, sonrió afable hacia la chica y luego miro a los otros dos.
— Chicos, ¿A ustedes que les parece? — cuestionó mientras ayudaba a la chica a colocarse la pulsera y ella lo ayudaba a él.
— ¿No son lindas? — les preguntó la menor con una gran sonrisa que les contagio.
— ¿Compramos una cada uno?
— Se ven bien— dijo Suho sin parecer emocionado.
— Es infantil usar todos lo mismo— la menor que se encontraba en medio de Seyeon y Seojun, miro al último haciendo un puchero.
— Anda, Seojun, pruébatela, te ayudaré— el azabache se negó firmemente.
— No, como dije, es infantil— y nada lo haría cambiar de opinión.
— Vamos, Junie, pruébatela— insistió la menor al verlo negarse, tomó la pulsera que Seyeon iba a ponerle y se acerco al chico de mullet, y sin preguntar se la coloco haciendo sonreír al chico— ya esta, ¿lo vez? No era tan difícil y se ve linda.
— A mi todo se me ve lindo— alardeo Seojun.
— Lo que digas.
— No peleen, miren— junto las manos de los cuatro, haciendo un cuadrado— nunca se las quiten, ¿de acuerdo?
