Cuando Ong Minseo vuelve a retomar sus clases fuera de casa puede sentir como su corazón bombea con fuerza, sus manos sudan y su mente imagina millones de escenarios fatídicos.
Pero sabe que sus mejores amigos, Han Seojun y Lee Suho, junto a su mejo...
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« — Tu fachada de chico rudo acaba de derrumbarse al desmayarte, cuando le cuente a Gowoon no dejaremos de molestarte. »
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Después de haber tenido un rato libre, la menor se encontraba con Seojun, pues este se había pegado a ella después de que se terminó el juego, dándole como excusa que sus hermanos y progenitor le habían pedido que la cuidara en toda su estadía en el campamento.
— ¿Quieres sentarte con los chicos? — pregunto Seojun a la menor mientras iban tomados de la mano en dirección a donde todos comían.
— Sabes que sí.
— Pero no se te ocurra darles de tu comida, se aprovechan de tu gentileza— le recordó el azabache, al saber que con que sus amigos le hicieran una mirada triste o le dijeran algo, la menor haría lo posible por ayudarles.
Un total encanto, pero a la vez una maldición para la chica, pues el chico Han veía como muchas personas se aprovechaban de ello.
Al llegar buscaron con la mirada a Chorong hasta que lo encontraron con el resto, sentados en una mesa del fondo mientras devoraban su comida. — Recuerda, nada de darles de tu comida, ¿de acuerdo?
— No te prometo nada— respondió la menor, para, con rapidez, irse a sentar al lado del chico Kim quien la recibió entre gritos entusiasmados como el resto.
Para nadie era desconocido, que aquella "maliciosa" pandilla de chicos apreciaban mucho a la menor.
— ¿Eres un animal? — le pregunto incrédulo Seojun, viendo comer a su amigo Chorong la carne cruda— ¡deja que se cocine antes de comerla, imbécil!
— ¡Yah! — la menor golpeo con ligereza el costado del de chaqueta de cuero— no seas grosero— y sin dejarle responder se giro hacia Chorong— oppa, tienes que dejar que la carne se cocine, aunque sea un poco, podrías enfermarte si te la sigues comiendo asi.
