VIII

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Ale comenzó la iniciativa de la situación sobre la cama de ambas.

Besando todo el rostro de su esposa para después pasar a su cuello y morderlo con necesidad.

-Nada de...marcas.- suspiró Romina tomando los hombros de Ale acercándola más a ella.

Alejandra tomó el comentario en cuenta y siguió con su trabajo.

Repentinamente Romina cambió las posiciones y ahora ella estaba dominando.

Antes de hacer cualquier cosa se deshizo de su blusa y brasier. Mostrándole sus dos amigas a su esposa con la clara intención de exitarla.

Con una gran vista, la mayor desprendió sus pantalones y bajo sus bóxers hasta las rodillas y comenzó un vaivén con su mano alrededor de su miembro.

Romina bajó un poco más hasta dejar sus rodillas en el suelo e inclinándose a el gran tamaño de su mujer.

-Espera, faltan el látigo y las esposas.- Villarreal detuvo a su esposa entrando a su clóset a buscar en una caja bien escondida, lo antes mencionado.

Ella regresó con todo en sus manos pero con algo extra, un sombrero.

-¿Un sombrero?- rió Romina extrañada por el inesperado objeto. -Quiero que me montes esta noche...vaquera.- susurró excitada. -Hm...¿Con qué un juego de vaqueros.?- analizó el sombrero.

-Así es.- asintió Ale, quitándole el sombrero y dejando las esposas y el látigo en la mesita de noche. -Me gusta la idea.-

Romina se volvió a arrodillar y enrolló al amiguito de Ale entre sus dos pechos y comenzó a masturbarla.

-Mhp~- soltó intentando reprimir sus gemidos.
-Más rápido, se siente delicioso.- Alejandra colocó sus codos a los lados y se dejó llevar.

-Dios, me encantas nena.- jadeó rodando los ojos a la parte trasera de su cabeza sintiendo los dos pechos de su mujer alrededor de su dura polla.

Sin importar el placer que sentía la mayor, no fue permitida correrse.

Romina dejó erecto el miembro de su mujer para después ella deshacerse de sus shorts y ropa interior y terminó quitándole la camisa a Alejandra.

Se levantó del suelo y se montó en la cama.

Romina comenzó a acercar sus genitales con los de su amada hasta que ella interrumpió diciendo

-Espera.- Ale tomó de la mesita al lado de la cama el sombrero y el látigo.

Colocó el sombrero sobre la cabeza de su mujer y no podía describir lo jodidamente sexy que se veía. Su hermosa cara, acompañada de su pelo castaño, largo, enormes senos y un sombrero negro.

Acercó su hoyo desnudo a la, dolorosamente, erecta polla de Alejandra y lentamente bajando hasta llegar al fondo soltando un gemido junto con ella ante la sensación.

-Te siento toda.- suspiró la menor antes de comenzar a menear las caderas sobre su mujer.

-Eso es bebé, móntame. Soy tu yegua y tu mi jinete.- La castaña comenzó a saltar de arriba hacia abajo con amabas manos sobre la pelvis de su mujer.

Mientras una cabalgaba la otra embestía con todas sus fuerzas para aumentar el placer.

Llegó un punto donde la excitación era tanta que Ale tomó el látigo y golpeaba el culo de su esposa, era una señal de estar disfrutando y al mismo tiempo querer acelerar sus movimientos.

-AH AH AHH- gemía Romina entre cada fuerte golpe y embestida que se juntaban. -Tomas muy bien mi verga.- La mayor dejó de embestir y dejó que ella misma trabajara por lo suyo.

-Si, mami, me encanta tu verga. Es tan larga y tan...AH.- Romi no pudo terminar la frase por la dura embestida que metió Alejandra.

-Oh, me vengo.- soltó la mayor mientras sentía el baile de las caderas de su mujer sobre su pelvis.

-Ale...suéltalos...a...fu...er...a- De alguna manera, Romina, seguía cabalgado el pene de su mujer.

-Mami.- sonó de repente la voz de Haley junto con unos toques en la puerta. -Fuck.- Se dejó caer sintiendo un dolor por el repentino golpe en su interior.

-Ya voy pequeña.- sacó a Alejandra de su interior y se vistió lo más rápido posible, eliminando el sombrero en el proceso. Ale siguió sus pasos intentando ocultar su erección lo mejor posible.

Salieron ambas de la habitación sin aliento y preguntaron -¿Qué sucede?- a unísono.

-Azul no deja de llorar. Oh, por qué hay un sombrero?- la pelinegra cerró la puerta de la habitación de golpe e ignoró el comentario.

-Vamos para allá, regresa a tu habitación. Gracias,princesa- besaron la frente de su hija e ingresaron en la habitación de la menor de sus hijos.

-¿Cómo no la escuché?- se preguntó Romina en voz alta. -Gimes muy fuerte.- susurró y a cambio recibió un manotazo de su amor.









-Sí tía Pau. Me asusté mucho.- asintieron los gemelos Villarreal al contarle a su tía favorita lo que habían escuchado la noche anterior.

-No se preocupen pequeños, no hay nada que temer. Han de haber visto alguna película, o estar emocionadas por algo ¿no creen?- frotó los hombros de ambos.

-Hm, si! De hecho, mamá Ale había escrito una canción para ella y le gustó mucho a mi mami Romi.- sonrió Demetrio con inocencia. -Si, es eso pequeños. Si me disculpan iré con sus mamis.-

-Ya me contaron Hal y Deme.- Romina y Ale estaban en el sofá de la casa de los padres de la Villarreal con azul en el pecho de la alta.

-¿De?- frunció el ceño extrañada. -De los gritos y aplausos en las noches. "Mami Romi grita en las noches, no asustada, si no de una manera emocionada. También escuchamos aplausos y la madera de la cama, creo que no es fácil dormir ahí. Cuando escucho sus gritos pienso que mamá le hace algo a mami." sus palabras no las mías.- levantó los brazos en el aire en seña de burla indirecta.

-Te dije que gemías fuerte Romina.- del coraje y vergüenza golpeó a Ale en el muslo. -No es mentira Romi, perdón pero cuando venías a la casa cuando ustedes eran novias se divertían mucho en el cuarto de mi hermana.-

Solamente volteabas a ver a la menor y estaba igual de roja que un tomate.






















me surgió la idea 🗣️

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Te amo, Villarreal G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora