IX

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Ella es simplemente una puta, una gran y estúpida puta. Una puta rompe hogares y sin respeto.

Estoy más que segura que ella es consciente de que tenemos tres hijos y es casada. Felizmente casada, olvidé mencionar.

Siempre he intentado mostrar dominancia en su presencia. Mostrar quien manda aquí y que esa mujer tan bella tiene dueña.

Es más estresante el hecho de que ella no lo parece notar. Siempre justifica todo. Siempre le advierto pero es o se hace.

Lisa es una joven que comenzó a trabajar con mi mujer hace unas semanas. 26 años, mediana de estatura, castaña pero más claro que Romina pero no rubio Dany, delgada, ojos almendrados, labios delgados, sonrisa castrosa, y puta, creo que lo olvidé mencionar.

Romi ha estado trabajando en una sesión de fotos para varios objetos como los productos de una marca o cosas así. Y necesita ayuda para poder editarlas, creo, no entendí cuando lo explicó.

La empresa con la que trabaja decidió asignarle a mi mujer a Lisa para que le ayudara.

Ella no deja de coquetear con mi mujer y acercarse a ella de manera no amigable. Me enteré de la situación un día que fui a la oficina de mi marida a dejarle el filtro de la cámara que había dejado en casa y vi la mano de dicha mujer en su muslo.

Estaban dentro de la oficina en la cual ella trabaja y estaba una silla al lado de la otra, mientras ambas observaban la imagen de la computadora.

Mi primera reacción fue acercarme a ella y dejar un beso enorme en sus labios y al terminar morderlos, tomar su cintura, y dejar que mi cabeza reposara en su hombro.

-Olvidaste esto amor.- dejando un beso en su mejilla le entregué el filtro para su cámara.
-Gracias, bebé .- me besó de vuelta.

Miré fijamente a esa, todavía desconocida mujer, y besé a mi mujer sin apartar mis ojos de ella.

Para que tuviera muy en claro que Romina tiene dueña.

-Oh, amor. Ella es Lisa. Me está ayudando a editar las fotos que te conté la otra vez.- sin soltar la cintura de mi mujer, extendí mi mano y la sacudí con ella.

-Un gusto, soy Alejandra. Soy su esposa.- sonreí falsamente. -Ya lo pude ver. Conozco a tu banda, no me gusta para nada el pop, pero tú y tus hermanas son geniales!- dijo con sarcasmo y me devolvió la "sonrisa".

Que estúpida era, cualquiera sabría que The Warning es rock. Rock puro.

Fue un odio inmediato.

En casa le reclamé a Romina.

-¡Por Dios eres mía y de nadie más! Ella no te debió de tocar de esa forma.- exclamé. -Lita, te prometo que no me di cuenta. Te prometo que si veo algo más te diré y llamaré su atención. No te pongas de esa manera- intentó tranquilizarme tomando mi mano y mirándome tiernamente como siempre lo hace.

-¿Cómo quieres que esté tranquila sabiendo que hay alguien que quiere lo que es mio? ¿Sabe que acaso tenemos bebés? ¡Tres!- suspiré cansada.

-Linda, solo fue un mal colocamiento de su
mano. Nada más, no creo que vuelva a suceder. Confía en mí, esto no pasará a mayores.-

Oh, claro que sucedió, una y otra y otra vez.

No el contacto físico, si no el acercamiento a mi mujer de una manera que no me agradaba para nada.

La tocaba en momentos inoportunos, le ponía apodos que solo yo puedo usar con ella, y la invitaba a restaurantes a cenar con la intención de seguir "editando" las fotos.

Esas fotos se pudieron haber editado en 5 horas.

Ahora ves a mi mujer y a la puta sentadas en la sala de nuestra casa.

Perfecto.

Llego a casa, con los niños, después de un largo día en el estudio, lo único que quiero hacer es llegar a casa y arroparme junto a mi esposa y darle amor y está ella aquí para arruinar mis planes. Genial.

-Mami!- gritaron los gemelos en unísono corriendo a los brazos de mi esposa dejando sus mochilas en el suelo.

-Hola pequeños. ¿Qué tal la escuela?- tomó a ambos en brazos.

Ellos ya habían pasado a la escuela primaria y Azul tenía apenas un añito. Azul estaba en mis brazos mientras yo cerraba la puerta de nuestro hogar.

-Hola preciosa, y hola Azul!- ella me quiso besar de modo de saludo pero yo la esquivé y puse mi mejilla en su lugar.

Con una expresión de enojo, abrió los brazos para recibir a nuestra bebé y yo se la di sin saber lo que iba a hacer...

-Ella es mi hija Azul. Saluda a Lisa bebé.- No puede ser posible. Mi hija no va a tener contacto con esa perra.

-Suficiente.- Le arrebaté a la bebé de inmediato y la tomé en brazos dejando un beso en su frente. -Adiós Romina.-

Indignada, me fui a la cocina, alimente a Azul y después la dejé dormir un rato y yo me fui directo a mi cuarto.

Me desmaquillé, me cambié de ropa, me recosté en la cama y puse una película en la tele. La verdad no le prestaba atención. Solamente pensaba si Romina de verdad prefería pasar tiempo con Lisa sobre mi y nuestros 3 hijos.

-¿Qué fue eso Alejandra? ¿Qué pasó con bebé, preciosa, hermosa, nena, amor? ¿Romina? Al menos Romi.- entró en la habitación cuando la película ya había terminado. -Lisa ya se fue, ¿qué sucede princesa?-

Entonces se quedó otra hora allá abajo con ella en vez de venir a calmar mi enojo.

-¿Ahora soy yo la de la culpa? Te dije que ella no me agrada. Que no me gusta como se te acerca.
¿Acaso no tienes respeto por nuestra relación y familia?- ella se acercó a mi y se sentó en mi regazo sobre las sábanas de la cama.

-Sé que no te agrada y yo mantengo la distancia que me pides pero es trabajo, linda. No es como que pueda evitar su presencia.- tomó mi mano y besó mi frente.

-Es una puta.- dije sin mirarla. -¿Perdón?- me miró extrañada y giró levemente la cabeza.
-¿Acaso no puedes evitar el que venga a la casa?- dije molesta y ella se puso pálida.

-No teníamos dónde vernos.- fue su excusa. Una excusa de mierda. -¿Su departamento, un café, un restaurante, un parque?- también, si hubieran ido a alguno de esos me hubiera enojado más o casi igual.

-¡Carajo Alejandra, si hubiera ido a su departamento te hubieras puesto como loca, a un café o restaurante pensarías que ella me invitó a salir! ¡No te entiendo! Nada te parece bien.- se levantó de mi regazo y yo junto con ella.

-¡Romina pero es que ella no me agrada! No la quiero contigo ni con los niños. No quiero que te toque ni te hable. Tu tampoco con ella ¿Okay?- me crucé de brazos.

-¡Yo sé Ale, yo sé! Pero no hay nada que puedo hacer. Estamos casadas Ale, soy tu esposa pero no soy tu propiedad, tu juguete o tu muñeca  que decides por mi. A mi no me hablas como si fuera tu putita. Soy tu esposa, me deberías de respetar. Parece que me tratas como un objeto.- alzó la voz.

-Tu no pareces respetar nuestra relación permitiendo que Lisa se te acerque así.- fue lo último que alcancé a decir y sabía que la había regado.

-Suficiente Villarreal, fuera de aquí. Al sofá.- abrió la puerta y con sus pequeñas manos me sacó de nuestra habitación y cerró la puerta con llave.







Oh no.















el drama empieza 🫦

esto fue basado en una idea

tienen maas?

Te amo, Villarreal G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora