Las sirenas sonaban simultáneamente al sonido de la fuerte lluvia en esa oscura noche de otoño, el sudor bajaba por la frente de los muchachos ahora criminales que conducían a toda velocidad para huir o al menos perder de vista los vehículos de la justicia que por cada momento parecían que eran más y más quedándose sin escapatoria más que la cárcel y perderlo todo, todo lo planeado, los días y noches perdidas organizando el gran robo.
En medio de la oscuridad y la lluvia, los jóvenes criminales se miraron entre sí, sus rostros marcados por la desesperación y la incertidumbre. A medida que las luces de las patrullas parpadeaban a su alrededor, el sonido de las sirenas llenaba el aire con una sensación de inevitabilidad. Se encontraron atrapados, con pocas opciones y ninguna salida clara.
El conductor, con las manos todavía temblando por la adrenalina y el impacto del choque, intentó recuperar la compostura. Miró hacia atrás, donde sus amigos intentaban reponerse del accidente. Uno de ellos, el de piel tostada y peinado ochentero, gimió de dolor mientras intentaba levantarse. Los gritos de los exalumnos sonaban desesperados y llenos de adrenalina acelerando lo permitido por el motor de ese viejo les permitiera
- ¡RAPIDO! ¡NO VES QUE NOS ALCANZARAN!
Grito un muchacho de no mas de unos veinticinco años, con una piel tostada y un peinado estilo de los ochentas.
- ¡HAGO LO QUE PUEDO! TU VARATIJA DE AUTO NO VAS MÁS RAPIDO SIN DESARMARSE
Exclamo el conductor, quien era un joven de unos veinte años, piel pálida y un oscuro cabello negro que le llegaba hasta debajo de las orejas.
Las calles mojadas de la cuidad volvían el conducir aun mas difícil para los jóvenes novatos, manejando frenéticamente. Al momento de doblar una esquina su camino es interrumpido por una patrulla que aparece inesperadamente frente a ellos causando que el pálido conductor se alarmase perdiendo el control del auto girando rápidamente, causando que el vehículo impacte bruscamente contra una de las esquinas de la cuidad.
El golpe provoca que los muchachos, que se encontraban dentro del vehículo, quedasen débiles y con un pitido irritante en sus oídos por el fuerte impacto del choque. El mas joven del grupo intentaba mantener la conciencia pero cada parte de su cuerpo dolía sintiéndose totalmente entumecido, pero, con las pocas fuerzas que tenia intento moverse hacia sus compañeros, recuperando en este transcurso totalmente la conciencia, siendo impactado por el fuertesonido de la lluvia y las sirenas de los móviles policiales. El chico se quejaba de dolor comenzando a mover a sus compañeros para despertarlos y quizá poder escapar de aquella situación.- ¡Chicos! ¡despierten tenemos que...
La voz del mas joven de los delincuentes fue interrumpida por uno de los oficiales que comenzó a comunicarse a través de un megáfono.
- ¡Salgan con las manos donde las vea!
Exigió el policía mientras los otros dos protagonistas de esta gran persecución despertaban al escucharlo reincorporándose lentamente, los tres se miraron como si su silencio les transmitiera las palabras que no salían de sus bocas.
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Maletas en la cajuela
Short StoryLas sirenas sonaban junto a la fuerte lluvia en esa oscura noche de otoño, el sudor bajaba por la frente de los muchachos ahora criminales que conducían a toda velocidad para huir de la vista de los vehículos de la justicia que por cada momento eran...