Al final de todo -BTS

Como llegamos aquí

Se dice que la belleza de las cosas está condicionada a los ojos que la ven y no solo se refiere a un gusto personal sino también al estado en que se esté cuando se mira, por ejemplo, es una tarde hermosa en el lago, la luz del sol de la tarde se refleja en la superficie del lago iluminando todo con una luz anaranjada, si se queda lo suficientemente quieto y en silencio puede escuchar a los pequeños animales que habitan cerca de la cabaña.

La calidez del sol sobre su piel se sienten agradables mientras cierra los ojos e inhala profundamente, aún así él no puede ver la belleza en esta tarde, sabe que es hermosa pero le da exactamente igual en ese momento, al menos agradece que no esté lloviendo ya que esto le permite una última vista de lo que una vez fue su hogar. De lo que una vez amo.

De pie en el muelle voltea ver la cabaña en la que vivió toda su vida, en la que compartió momentos felices, con su mejor amigo, con su madre y con él, pero no puede sentir nada al verla, ya no, no significa nada para él, ya no vale la pena recordar las tardes en las que fue feliz, en las que se entregó profundamente y creyó estar enamorado, en las que se río hasta que le dolía el estómago o cuando podía abrazar a su mamá y ella lo abrazó de vuelta. Ya nada de eso queda.

Su mirada se dirige al establo cercano a la cabaña, aquel que tiene el techo roto como un recuerdo del que aún no se ha podido olvidar, roto como lo estuvo su tobillo o como lo está ahora su sueño, igual de roto que él, esta vez sus ojos se llenan de lágrimas que empiezan a caer por sus mejillas sin poder detenerlas, los recuerdos de cómo bailaba en aquel lugar lo llenan de nuevo pero ahora cubiertos de aquella sombra gris que le ha quitado el color a todo.

No se molesta en limpiarlas o evitar que salgan, no esta vez, ya no más, ya no tiene que fingir que está bien y que probablemente ya no lo estará, vuelve su vista al lago y toma aire brevemente antes de comenzar muy lentamente a desvestirse, sin quitar la vista del atardecer, su ropa desaparece prenda por prenda hasta estar solo en ropa interior, el aire tibio del verano abraza su piel haciendo que su vello se erice por completo.

Se acerca a la orilla del muelle sin mirar el agua clara del fondo, sabe que será la última vez que vea ese atardecer y no quiere perderse ni un segundo, espera a que el sol finalmente se esconda para volver al otro día, solo que esta vez él no estará para verlo.

Espera pacientemente a que la luz se vaya dando paso a la oscuridad, sus lágrimas nublan sus ojos, aunque está seguro de su decisión no puede evitar sentir miedo, miedo de lo que habrá más allá cuando deje de respirar, aún así está convencido de que nada podía ser peor de lo que ya vive, siente tanta tristeza y desesperanza que aún con todo sabe que esa es su mejor opción.

El sol sigue bajando en el horizonte, toma esos últimos rayos de luz como la analogía de la luz que alguna vez brilló en él pero que ahora ya no están así como el sol, solo que el sol siempre volverá a salir.

Cuando finalmente el último rayo de luz se ha ido, salta al agua, no se permite pensarlo más allá de eso, no se dará la oportunidad de perder el valor, el agua aún está algo tibia por el fuerte sol que la ha calentado durante el día pero eso no evita que un estremecimiento pase por su cuerpo en el momento en el que su piel toca el agua.

No trata de nadar, sabe que no serviría de nada porque no sabe hacerlo, nunca ha sabido y tal vez por eso decidió hacerlo de esta forma, porque sabía que aunque se arrepintiera no podría volver a la superficie, y que solo alguien más podría sacarlo pero no hay nadie que pueda o que quiera hacerlo, solo deja que su cuerpo se hunda lo más profundo que pueda Antes de que sus pulmones se queden sin oxígeno y empiecen a doler, pequeñas burbujas de aire salen de su boca a la superficie y puede ver como la superficie del agua desde abajo forma pequeñas olas.