Al final de todo -BTS

Mi dolor también es el tuyo

Muchas cosas te pueden romper el corazón.

Algunas veces son difíciles de superar y otras no tanto, algunas son tan difíciles que te cuestionas si de verdad algún día podrás salir de ahí.

Algunas veces son otras personas las que te rompen el corazón, como un amor no correspondido, o una madre ausente, aún así sabes que vas a estar bien, que lo vas a superar aunque nunca deje de doler, pero cómo se supera cuando tú mismo eres el culpable de romperte el corazón, qué pasa cuando no puedes culpar a nadie por las consecuencias que no se irán tan fácil, unas que si dejaran cicatriz.

Qué pasa cuando te arrebatan lo único a lo que te aferrabas cuando todo lo demás fallaba, lo que siempre te hizo feliz y lo que era tanto tuyo como tú de él.

Cuando Jimin despertó en hospital tuvo la esperanza de que todo estaría bien, pensó que lo que sea que pase nada podía ser peor de lo que ya había vivido, pero se equivocó, se equivocó cuando al intentar levantarse sintió un dolor increíblemente fuerte en su tobillo, uno que aún con todo no era ni de cerca tan fuerte como el que sintió en su pecho cuando el doctor le dijo que tal vez no podría volver a bailar.

El accidente le había roto el tobillo y desgarrado un ligamento, su recuperación era larga y dolorosa, aún así no podían garantizar que podría volver a bailar, tendría suerte si su lesión no le impedía llevar una vida normal.

Parecía que la vida le estaba mostrando su peor lado, después de todo ni su accidente había servido para llamar la atención de su madre, ya que al llegar a su casa después de un mes en el hospital, su mamá volvió al trabajo, trabajó durante un tiempo en casa pero para Jimin era como si nunca estuviera, así que cuando realmente se fue no notó la diferencia.

Sus amigos también lo visitaban todos los días, pero sinceramente no siempre ayudaba, Jimin no podía caminar bien así que solía usar muletas que lo hacían tropezar y golpearse con todo, en algún momento se negó a usarlas más, ya que lo hacían sentir torpe, así que la única forma de que saliera de casa era cuando Jungkook lo cargaba en su espalda y lo obligaba a tomar aire fresco, aún cuando su corazón se aceleraba cada vez que tenía la oportunidad de tocarlo más de lo necesario.

Al principio apreciaba el intento de sus amigos de animarlo, lo sacaban de su cama y se sentaban en el pequeño muelle del lago que quedaba al frente de su casa a ver el atardecer mientras le contaban cómo iban las cosas en la escuela y lo distraían con charlas sin sentido, pero después de un tiempo solo se volvió un recordatorio constante de lo que ya no tenía.

Estuvo un mes si querer salir de su cama y comenzó a rechazar las visitas de sus amigos, realmente no podía soportar ver a su mejor amigo y el chico del que aún estaba enamorado tan felices siguiendo con sus vidas, juntos, y aunque sabía que ellos no tenían la culpa, no podía evitarlo, él sabía que Tae no tenía la culpa de que ya no pudiera bailar, ni Jungkook la culpa de no estar enamorado de él.

Pero las cosas cambiaron cuando un día que Tae vino a verlo, solo él, sin Jungkook a su lado, se rehusó a irse cuando Jimin nuevamente dijo que se sentía mal y no quería ver a nadie.

Taehyung se sentó frente a él, sin dudarlo ni por un segundo, tomo a Jimin por los hombros y viéndolo a los ojos le dijo que todo iba a estar bien, pero no era como las veces anteriores, esta vez había más seguridad en su mirada que la que había en el mismo, nunca olvidará las palabras que salieron de su boca ese día.

– Escúchame bien, se que es un momento difícil para ti, pero ya te dejamos hundirte en tu sufrimiento lo suficiente, no estás mejorando y tampoco parece que tengas la intención de hacerlo y no me voy a quedar viendo como alguien que amo se rinde – Jimin solo podía verlo con los ojos abiertos impactado, aunque quisiera no podría salir nada de su boca en ese momento.